No sé, siempre me han gustado las películas sobre numerología, sectas pitagóricas y profecías sobre el fin del mundo basadas en la ciencia; por lo tanto, la idea inicial de Señales del Futuro me resulta interesante... más aun cuando los primeros minutos son tan inquietantes (sí, creo que esa es la palabra correcta para definirlos).

¿Quiere decir entonces esto que Señales del Futuro me ha gustado? Pues no, y no básicamente por su duración. El director se empeña en estirar una idea a priori buena cometiendo así una sarta de errores e irregularidades horrible... ¡leches, al final solo pedía que el mundo fuese arrasado y terminar así con una película que se volvía más patética minuto a minuto!

¿Pensáis que he sido duro al llamarla patética? Pues creo que no lo he sido, Señales del Futuro comete el mismo (y tremebundo) error que Señales (sí, aquella en la que Mel Gibson era un granjero) muestra lo que todos sabemos y no se debe mostrar nunca (vamos, los alienigenas)... se carga lo poco de creíble que pueda haber en la historia (vale, para creernos algo tenemos que creer en la vida inteligente en otros planetas, en la destrucción apocalíptica del mundo, en... sí, son muchas cosas en las que creer).

Señales del Futuro va de más a menos, justo como la carrera de Nicolas Cage quien no convence en ningún momento como viudo y padre de un niño llamado a salvar la humanidad. Señales del Futuro se ve aunque no recomiendo hacerlo con sueño... a vuestra elección queda mientras yo le otorgo: