El Día que me Disfracé de Pierrot

Fin de Carnaval: médicos, abejas, romanos, curas, vaqueros, enfermeras… miles son los disfraces que te puedes encontrar por la calle. Cada u...

Fin de Carnaval: médicos, abejas, romanos, curas, vaqueros, enfermeras… miles son los disfraces que te puedes encontrar por la calle. Cada uno elige una personalidad que representar por una noche, quizás lo que nos gustaría ser o a quien nos gustaría parecernos.

Hablaba con compañeros hace un par de días y me contaban que el Carnaval tiene sus fases: al principio es espectacular, eres joven (mucho) y tus padres te dejan salir en ese momento el Carnaval es la mejor fiesta del mundo; cuando has crecido un poquito la fiesta de Carnaval se convierte en una fiesta carnal (como en sus principios) hombres heteroflexibles (esto merece otro post y ya llegará), mujeres que sonríen sin parar, máscaras, alcohol… pero llega un Carnaval en el que tienes pareja (una de esas parejas que quieres conservar) y el Carnaval comienza a gustarte un poco menos, de hecho, cuentan por aquí, que cuanto más quieres a tu pareja más lejos te quieres ir en Carnaval. Pero creo que estos filósofos se olvidaron de una etapa: cuando eres un pitufo y tú no decides tu disfraz, lo deciden tus padres.

Recuerdo algunos disfraces de mi niñez o de la de mi hermano: de Goku, de mejicano, de demonio… pero sí me tengo que quedar con uno está claro: de Pierrot. Sinceramente, solo recuerdo este disfraz por fotos pero no sé si me veo guapo o es que el disfraz (hecho por mi madre) me parece espectacular.


Pero ¿quién es Pierrot? A simple vista Pierrot es un payaso más pero ahí radica el error, no, Pierrot no es uno más.

Pierrot es uno de los personajes fundamentales de la Commedia dell’Arte aunque en Italia era llamado Pedrolino quien se convirtió en Pierrot al cruzar la frontera francesa. Pero ¿qué hace diferente al payaso Pierrot? ¿será su cara empolvada? ¿sus sonrojadas mejillas? No pero quizás sí sus lágrimas.

Pierrot es el payaso triste, un payaso al que le tocó vivir una historia de amor y traición. Una historia que nos contó Leoncavalle en la ópera I Pagliacci aunque si bien es verdad que existen historias populares que aportan información sobre esta relación tan tempestuosa.

Cuentan las historias que Pierrot y Colombina mantenían un idilio maravilloso; él era hijo de la noche y quizás un ser un tanto triste y melancólico, ella, hija del día era una muchacha bella y alegre. Cansada ella del amor melancólico de Pierrot decide cometer adulterio con Arlequín, un personaje colorido y superficial quien solo aprecia a Colombina por su belleza.

Cuenta entonces Leoncavalle que una noche Pierrot se entera del engaño y Colombina se ríe de él llamándolo payaso presa de la ira y enfurecido Pierrot hiere de muerte a Colombina… en ese momento Pierrot, con lágrimas en los ojos, mira al espectador y proclama la frase “la comedia ha terminado”.


Otras versiones cuenta como Pierrot acompañado por una mandolina canta a la luna debido a la ausencia de su amada Colombina. Historia mucho más aceptable en aquel momento ya que no establece un triangulo amoroso ni un asesinato.

Sea como fuere Pierrot es el punto de inflexión en el mundo de los payasos, el puente entre la Comedia del Arte y el circo modernos de mimos y clowns. Un asesino, un poeta, un melancólico, un artista... mi disfraz de aquel año.

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