Sin duda el mayor atractivo de la última cinta de Soderbergh es su casting, Sasha Grey abandona el cine porno para hacer una cinta de cine (…) he pensado en poner “comercial” o “convencional” a esta última cinta de Soderbergh pero creo que ninguna de las dos palabras encajaría como adjetivo para la misma.

¿Por qué no sería un buen calificativo “comercial”? ¿y “convencional”? “Comercial” porque dudo mucho que este ejercicio de estética y narrativa desestructurada sea una bomba taquillera, dudo que personas más allá de quienes vanaglorien a Soderbergh o a Grey acudan al cine a ver esta cinta. Segunda pregunta ¿y “convencional”? The Girlfriend Expirence no es una cinta al uno, con su presentación, desarrollo, nudo y desenlace, aquí saltamos durante lo que se suponen cinco días en la vida de una acompañante de lujo y su novio, saltamos pero no sabemos muy bien donde caeremos. No, no es Traffic u Oceans Eleven (también obras de Soderberh) esto está mucho más cerca de ese cine independiente que encontramos en pantallas de 32 pulgadas en las salas de exposiciones de los museos de arte contemporánea.

¿Y cómo está la actriz de cine-porno en un papel de cine-convencional? Pues no cambia el registro: es fría, lejana… pero igual de lánguida y bella que en las imágenes de Google o en los vídeos que podéis encontrar de ella en internet. Sin alma, sin pasión…

Y es que The Girlfriend Expirence no es más que un juego de luces, sombras y planos largos… cuenta algo, algo tan lejano que no logramos conectar con él (demasiado lujo para estos tiempos de crisis), algo tan frío que no nos emociona... quizás es Caperucita comiéndose a los lobos o Pretty Woman cobrando e invirtiendo en su negocio, no lo sé, las geishas (me da igual de siglo XVII que del siglo XXI) siempre me han sonado a mentira de ricos, una mentira tan gorda que tan solo logra alzar: