Hace ya mucho tiempo decidí, para que el blog no me quemase, no publicar los fines de semana; este es el segundo consecutivo que así lo hago y es que probablemente estamos viviendo unos tiempos demasiado convulsos.
Hace una semana rompía la jornada de reflexión preguntando si era nacesaria, vistos los resultados electorales la respuesta clara es que: no, todos sabían a quien iban a votar (de esos votos vendrán nuestros problemas o soluciones futuras).
Escribo esta vez para hablar de lo sucedido ayer en Barcelona. Os puedo decir que pasé todo el día maldiciendo a esos psicópatas que empuñaban las porras, queriendo que un rayo (o un grupo de personas, me daba igual) los quemase vivos… pero a la noche, cerca de la madrugada, revisando videos y fotos sucedió una cosa extraña: pensé que vivía una película, que las fotos no eran reales, que esto no podía suceder en este país, en la región que con la capital se supone más adelantada… pero sí, sucede aquí y es lo que hay. Anoche comenzó a dolerme que los responsables (que los mossos son únicamente los finales y hay más peldaños en la escalera) queden impunes, que el Conseller de Interior Catalán se siente pasado mañana en su escaño sin remordimientos o que ese mosso que le pegaba al discapacito llegue a casa y mirando con orgullo a sus hijos les diga “hijo, he ahí vuestro padre…” me causa pavor.
Me decían anoche que los acampados deben dejar de ocupar espacios públicos (de todos) de los que se han adueñado… probablemente tenga razón quien me decía esto; también me decía que los acampados no se iban a ir de esos lugares de manera pacífica, es decir, que a base de repetírselo un día se iban a levantar e irse, que su ocupación podría causar la ruina de los comerciantes… también es probable que tenga razón en esto. Pero yo me pregunto: si las acampadas consiguen el cambio político el bien de los pequeños comerciantes o de los abuelos que ocupan habitualmente los bancos de esas plazas ¿está por encima del bien de un país entero? Sí, es un tema difícil en el que probablemente nunca nos pongamos de acuerdo.
Pero de lo que ambos no teníamos duda es de que en la mañana de ayer se había vivido uno de los días más oscuros de esta supuesta democracia, que las imágenes de mossos saliendo a la carrera de sus furgonetas para embestir a manifestantes sentados en el suelo nos llevaban a oscuros (y grises) tiempos pasados de los que parecía que habíamos salido… ayer me sentí dentro de una dictadura donde un poder superior en forma de porra y pelota de goma oprime a quien está contra él… esto señores, no se puede repetir jamás.
Por sensibilidad no pondré ningún video (ya hay muchos en la red, si os interesan ver palizas indiscriminadas podéis buscarlos) y espero que las fotos tomadas del Flickr de la Acampada de Barcelona os den una idea de lo que ha el (oscuro y triste) día de ayer para todos los que viven en este estado.
Está claro que no creo en la política de este país desde ayer tampoco creo en su justicia.
1 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?