A todos alguna vez nos gustaría ser otra persona en la vida, quizás con más dinero, con más estilo o con mayor creatividad o talento, y es que probablemente esto es lo que le haya pasado a Craig Sheffer, probablemente se levantase una mañana y se dijese a si mismo: “hoy me siento Tarantino” pero no, por mucho que queremos o nos sintamos otras personas, no, no somos como ellas. Amigo Sheffer: no, no eres Tarantino y tu película no es Pulp Fiction (ya te gustaría, eh?)

Y es que Fiesta de Solteros se acerca más a la parodia que a la copia, intenta llevar el ritmo que las cintas de Guy Richie (que sí, que es cool) pero se escapa de las manos de Sheffer quien parece haber escrito el guión al terminar de rodar o sobre la marcha.

El problema es que ironiza sobre temas de mal gusto, aquí no hay un secuestro como en Reservious Dogs, no, aquí rizamos el rizo e ironizamos sobre la pederastia. Que sí, que hacemos el sexo, las drogas, la prostitución… pero siempre hay un límite ¿no?

Fiesta de Solteros es cutre (no quiero volver a recordar la caída de la azotea que me da la risa), Fiesta de Solteros es querer ser Pulp Fiction y no llegar a ser un videoclip de una Britney Spears transexual inconexo, Fiesta de Solteros se merece: