Me duele la cabeza, un ibuprofeno y me tiro en cama, esta tarde no toca playa… una vuelta, dos vueltas, no, no duermo. Entro en mi página favorita para descargar películas… esta quizás, esta en otro momento, Gigoló… vale, si me duermo no pasa nada y atento no he de estar. Porque cuando te descargas una película como gigoló sabes lo que toca: muchas tonterías y quizás una (o con suerte dos) sonrisa

Gigoló supuso el salto a la fama de su protagonista (en aquel momento un cómico de segunda) Rob Schneider quien se podría definir como el Mr. Bean americano (aunque eso sí, mucho menos ingenioso).

Gigoló es humor fácil, en ella nos reímos del tío que es un perdedor pero buena persona y de todas aquellas personas que no se rigen por los cánones que la sociedad impone: una obesa que solo piensa en comer, una mujer sin una pierna, una chica que tiene una enfermedad que lo obliga a perder los papeles… vamos, un humor de los más trabajado posible (nótese el sarcasmo).

Gigoló tiene un par de punto a su favor: si te duermes no te pierdes gran cosa y que pasa a la misma velocidad que se olvida. Todo ello me lleva a otorgarle a Gigoló: