Y es que ya está bien, ya está bien de aguantar impasiblemente la dictadura de los tristes.

Ya está bien de meternos miedo con las primas de riesgo, con los mercados y con su puta madre, ya está bien.

Y es que estamos ya cansados de tanto caradura, cansados de tanto ladrón y de tanto amargado; personas que llegan, nos arrancan nuestros sueños, nuestras ilusiones, nuestras… y sin más se van. Y es que estamos cansados de tantos tristes y de tantos hijos de puta (sí amigo lector has leído bien, he escrito hijos de punta).


Que se vayan. Que se vayan por donde han venido, que se lleven a su prima, que se lleven su tijera para hacer recortes, que se lleven su tristeza y su inmoralidad. Que se vayan, no los queremos en nuestras vidas, no lo queremos en nuestros desayunos, en nuestros mediodías, queremos recuperar nuestros sueños, queremos ser dueños de nuestras vidas y no queremos que los puntos básicos de ninguna prima nos gobiernen.


Leía hace unos días que nuestros papeles en sus urnas deben derrotar a sus tijeras… y chicos, si no es así siempre nos quedará la piedra para vencer.

Y es que ya está bien, ya está bien de aguantar impasiblemente la dictadura de los tristes.