Ron Beals, 78 años rompiendo tobillos

Te despiertas una mañana en la playa de Venice y te duelen las articulaciones, te llevas la mano a tu maltrecha rodilla y ¡¿qué ha pasado?! ...

Te despiertas una mañana en la playa de Venice y te duelen las articulaciones, te llevas la mano a tu maltrecha rodilla y ¡¿qué ha pasado?! Anoche no eras un chico blanco que vivía en una isla en el medio del Atlántico, hoy tienes 78 y eres negro ¡¿¡qué coño es esto?!


Ya no eres aquel chico, ahora eres Ron Beals has nacido en Chicago y tienes 78 y sí, eres historia viva del basket, no, no tienes la pasta de Jordan pero ¿te importa? Probablemente no, vives en un lugar maravilloso y haces cada día lo que más te gusta: jugar al basket.


Ron jugó en Loyola University donde tenía un rol muy concreto: tirador pero un tirador diferente a sus coetáneos y es que Ron una noche hizo algo que nadie nunca había hecho: recibió el balón, miró al aro, saltó y anotó ¿dónde radica entonces el suceso especial, la idea feliz de Ron? Ese tiro, obra de un killer del momento, fue el primer tiro en suspensión. Eran los 60. 

Eran los 60: segregación racial, prohibición de mates, negros por aquí, blancos por allá... pero como en la actualidad había que comer y el baloncesto era cosa de blancos. Fue el momento de aparición de los equipos exhibición como los archiconocidos Harlem Globetrotters, Beals se unió a  los Harlem Clowns con los cuales destrozó a los equipos universitarios de la época y jugó en cualquier lugar donde colocaban dos aros.


Pero si de algo se enorgullece Ron Beals es de jugar cada día en las pistas de Venice Beach, un lugar mítico donde los jugadores universitarios se lucían ante lugareños, mujeres pero sobre todo ante otros jugadores. Baloncesto callejero, baloncesto puro que diría alguno de vosotros, baloncesto a fin de cuentas, las canchas de Venice son baloncesto o lo eran hasta que un niñato de pelo afro se lesionó la muñeca en uno de esos torneos o mejor dicho: pachangas de lucimiento y todos evitaron "correr riesgos innecesarios", ahí se terminó el basket y comenzó en negocio.


Ron Beals sigue jugando cada día, como desde hace 30 años, en las pistas de Venice. Es parte del paisaje, es una leyenda, es historia vida. 

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