Pesadilla en la Cocina (x Chicote), primera temporada

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Soy consciente que este post probablemente llegue tarde pero quería ver el programa especial de Pesadilla en la Cocina en el que Chicote "analiza" esta primera temporada. ¿Por qué pongo "analiza"? Por que Chicote cuenta sus vivencias de esta primera temporada pero no ahonda en qué ha sucedido con los restaurantes tras su paso y esto, sin duda, es el mayor fallo de la versión española de Pesadilla en la Cocina. Sí, es muy bonito ver como Chicote pasa por el restaurante, da cuatro gritos, suelta dos (docenas) de tacos, se medio engancha con alguien y de golpe ¡zas! los propietarios, cocineros, empleados... ven la luz y todo es un mar de calma, buen rollo y una cocina soberbia... No señores no, queremos algo más; queremos saber que pasó con el Opile, Castro de Lugo, La Tana... y así con todos. Es de justicia, para ser honestos con el espectador, hacer un programa así.


Pero vayamos al principio. Para quien no sepa de que trata Pesadilla en la Cocina hagamos un breve resumen. Un cocinero de éxito (en la versión española es Alberto Chicote) intentará reflotar un restaurante que está pasando penurias; "a grandes males, grandes remedios" esa es la máxima, así que Alberto Chicote entrará en las cocinas como Atila y su ejercito, dicho de otra manera: no hará prisioneros. Y aquí encontramos el primer revés: muchos han acusado a Pesadilla en la Cocina de ser un programa sensacionalista y homófobo, otros tantos han dicho que Chicote es un maleducado... tras ver el programa mi opinión es que Chicote sigue un guión marcado en el que se hace hincapié en esa imagen de tío duro e implacable que tiene Chicote. ¿Homófobo? Está claro que le da caña al propietario del Opila que es gay, pero no por su condición sexual, si no por el cinismo que presenta ante las indicaciones del chef y es que no nos equivoquemos: Chicote no va por la calle, entra en un restaurante y dice "hola, soy Alberto Chicote, y vengo a reflotar tu restaurante", son los propietarios de los mismos quienes llaman a la televisión y firman un contrato y, o mucho me equivoco yo, o Pesadilla en la Cocina es un programa de entretenimiento que busca conseguir audiencia y probablemente lleve ciertas situaciones al límite.

¿Es verdad Pesadilla en la Cocina o es un montaje? Está claro que mentira no es: son personas desesperadas que se juegan a una carta su negocio, sus casas o sus propias vidas, personas que prefieren mostrar las miserias de sus restaurantes, la grasa de sus cocinas para conseguir un cambio y un poco de publicidad para que su bolsillo se llene. Pero como bien he dicho antes, es evidente que no todo es verdad, que ciertas situaciones insostenibles no cambian de la noche a la mañana, ni en una semana y quizás tampoco en un mes... Por lo tanto Pesadilla en la Cocina se mueve en una ambigua realidad.

Sea como fuere la labor de coach de Chicote es de verdad: su pasión le delata, es coherente y sobre todo, con sus formas (probablemente no con las forma que a la madre de Chicote le gustasen) intenta que el restaurante salga adelante. Sin duda Chicote ha sido posiblemente la revelación televisiva de la temporada (le ayudan esas casacas de Agatha Ruiz de la Prada y esos arranques de mala leche).


¿Sirve de algo la intervención de Chicote? Pues para el Castro de Lugo (aquel restaurante gallego en Madrid, con una cocinera-psicópata-religiosa) no mucho ya que cerró sus puertas antes de la emisión de su episodio y es que Chicote puede asesorar pero no cambiar a una persona de raíz... también cerró sus puertas el Nuevo Da Vinci y los motivos basta ver el programa para verlos claros.

Por otro lado encontramos El Gusto es Nuestro que según informaciones recogidas en la red se encuentra siempre lleno. También La Tana (el primer restaurante al que acudió Chicote) reconoce que ha sido una experiencia positiva aunque ha cambiado de cocinera. Desde la ciudad condal los propietarios de El Último Agave reconocen que la grabación del programa ha sido muy positiva para el restaurante

Por último encontramos casos de restaurantes que se quieren desvincular de la presencia de Chicote como son el Opila (y por ende La Reina del Arenal) quienes acusaron a Chicote de homófobo e intentaron, sin éxito, que el programa no se emitiese y El Domine Cabra que no aceptó las críticas a sus propietarios en la red ya que consideraron que las mismas se cernían sobre su vida privada en vez de su negocio.

De los restaurantes exótico (véase To-Toro y Sagar) no he conseguido recalar información de aquí la necesidad del programa-actualización que comentábamos en el primer párrafo.

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