Los más próximos conocéis mi fascinación por la historia del montañero Iñaki Ochoa de Olza, por su intento de rescate y por las personas que desinteresadamente participaron en el mismo jugandose sus propias vidas por salvar la de un amigo, la de un compañero, la de una persona que amaba la montaña tanto como ellos. 

Era 2009, fascinado por la historia y con ganas de difundirla entre mis hallegados decidí regalarle este libro de Jorge Nagore (@nagorealacontra) a mi hermano. Pasado el tiempo, en las navidades de 2012, decidí que era el momento de leerlo por mí mismo, una lectura dura y directa que se ha dilatado casi 10 meses en el tiempo y es que un libro que aporta tanto no es bueno leerlo del tirón (sobre todo en ciertas situaciones anímicas).

¿Qué me ha aportado este libro que ni hubiese hecho antes Pura Vida o aquel Informe Robinson? Pues aunque no lo creáis creo que a mí me ha servido para cerrar un círculo para entender que Dennis Urubko, Alexei Bolotov, Horia Colibasanu, Ueli Steck... además de mitos y deportistas de élite son personas, personas que aman y sienten, personas que luchan por lo que creen justo, que luchan por sus amigos, que luchan en el fondo por una manera diferente de hacer las cosas, unas personas que defienden su estilo de vida más allá del miedo a perder la suya propia. 

Es posible que a alguno de vosotros esta historia tan solo le parezca un cuento de egoistas egolatras que le hacen para lucir sus facultades o su "buen corazón" sin pensar en las personas a las que dejan en casa... he tenido ya esta discusión en más de una ocasión pero para mí no es así en absoluto, para mí las historia del intento de rescate de Iñaki Ochoa de Olza (y por ende Los Catorce de Iñaki) es una historia de superación, amistad, sufrimiento y solidaridad entre escaladores pero sobre todo entre amigos. Un historia que Nagore cierra con un capítulo final espeluznante, tanto que consigue esa belleza trágica solo alcanzable para los genios o para esas historias que consiguen que cada milímetros de tu espalda esté completamente rígida cuando la lees y es que el descanso de Iñaki duele hasta convertirse en real cada vez que lo releo. 

Los Catorce de Iñaki demuestra que hay montañas apenas accesibles para la mayoria del mundo pero que a su alrededor encontramos personas mucho más grandes que las propias montañas.