Es complicado hacer una crítica de Bienvenidos al Fin del Mundo por que sientes que nadas contracorriente y es que toda la blogosfera habla de la genialidad de esta cinta de Edgar Wright (¡¡¡hasta ABC!!!) y yo... pues a mí me ha parecido una patujada.

Bienvenidos al Fin del Mundo no hace regresar a los 90, cuando un grupo de cinco amigos del instituto quieren convertir en genial una de sus últimas noches juntos, tras ellos volvemos al presente donde todos han avanzado y madurado... claro, los más perspicaces ya hoy habéis dado cuenta que no todos han madurado de la misma manera e incluso hay uno de esos amigos que no lo ha hecho en absoluto; justamente aquel que no ha progresado en su vida es quien decide reunir a la antigua (y rota) pandilla para cumplir de nuevo el objetivo de aquella noche: tomar una pinta en cada pub de la ciudad.

Muy posiblemente digáis "ya he visto esta película mil veces" pero no ya que en uno de los pubs de la ciudad sucede algo extraño en uno de los lavabos... ¡y se convierte en una comedia apocalíptica! Que sí, que sí, habéis leído bien: pasamos de una comedia edulcorada de un grupo de amigotes a una comedia donde los alienigenas pretenden dominar la tierra.

La pareja Wright-Pegg parece que en vez de filmar como unos amigos se van de cañas se las han tomado ellos y es que tanto girar la tuerca, tanto girar la tuerca se les ha ido la cabeza y es que esta vez han exagerado en exceso... una cosa es Zombie Party, ok, es novedad, es especial pero repetir el mismo planteamiento que ya no es novedoso. Y es que a este momento: me río del mundo se le suma ese síndrome de Peter Pan para convertir esta cinta en una disparatara historia sin demasiada gracia y es que un chiste tiene gracia, dos también, tres quizás pero llega un momento en que Bienvenidos al Fin del Mundo resulta realmente cansina.

Por todo ello he decido otorgar a Bienvenidos al Fin del Mundo: