MasterChef, 2ª temporada

MasterChef era un programa de cocina en su primera temporada, incluso se podría decir más: MasterChef era un buen programa de televisión, un...

MasterChef era un programa de cocina en su primera temporada, incluso se podría decir más: MasterChef era un buen programa de televisión, un programa donde se mostraba que con esfuerzo, ganas de aprender y superarse y trabajo duro se podría llegar a triunfar más allá de la clase social o las habilidades sociales de la persona pero como ya hemos dicho eso fue la primera temporada. En esta segunda la cosa ha sido bien diferente y MasterChef se ha convertido en un espacio donde cocinar es lo de menos.


Esta temporada MasterChef se ha convertido en un programa de teletienda: lo mismo le ha dado por anunciar un musical, que los mejillones de una ría realmente próxima, que la gloria, el esfuerzo y el trabajo del ejercito que nos defiende contra... bueno, contra alguien aun por determinar. Aunque está claro que el "anuncio de oro de MasterChef", una categoría que es algo así como el "primer anuncio del año tras las campanadas", ha sido el de los toros: una jurado disfrazada de capote, una mesa en el tendido de sol llena de toreros y amantes de los cuernos (no vamos a entrar en si los ponen, los reciben, los crían o tan solo juegan con ellos) ¿en serio la televisión pública es capaz de hacer tal apología de una "fiesta" que más de la mitad de un país no entiende ni respalda? Sin duda ha sido un acto lamentable por el que la televisión pública, paga por taurinos y antitaurinos, tendría que pedir perdón.

Pero más allá de convertirlo en una misera teletienda los responsables de MasterChef han querido ganar share de las peor de las maneras posibles: buscando polémica. Como ya hemos dicho la primera edición de MasterChef comenzó fría pero poco a poco fue enganchando al público hasta convertirse en el programa referencia de una TVE que hace aguas; en esta segunda edición han buscado desde el primer momento conseguir esos indices de audiencia para ello han seleccionado cocineros realmente histriónicos y con un carácter especial: desde un primer momento el público "odiaba" a unos y apoyaba a otros. Debido a este "casting" han logrado que MasterChef se aleje del talent-show y se convierta en un programa donde algunos cocinas, otros hacen chistes malos, un par dan alaridos y la mayoría se ríen como si en vez de usar las hierbas como condimentos se las fumasen.

Ejemplos varios comenzando por el casting inicial donde para levantar polémica antes de comenzar el programa vemos como una aspirante (teóricamente) vegana debe comer carne... y digo yo ¿no sería más lógico juzgarla por como ha cocinado y no por lo que come? Pues posiblemente y está claro además que si la joven no cocina carne o pescado pues el día que toque una prueba donde el objetivo sea cocinarlo que abandone o que se ponga a cocinar esos animalillos sacrificados por la maldad de la hombres.

Pero más tarde encontramos al personaje de la temporada (y mira que este año estaba difícil) un hombre que responde al nombre de Gonzalo y que se ha pasado todo el programa diciendo tontería, que sí, que aquí se viene a cocinar pero está claro que a la productora ha intentado convertir a este aspirante en el más odiado del concurso... y lo ha conseguido convirtiendo el programa de su marcha (voluntaria) en el mejor programa, un programa donde además se fue Marina, es decir, un programa, que más allá de los platos fue redondo... y aquí vemos como en el nuevo MasterChef cocinar es lo de menos. Ahora importa llamar "rey León" a Emil, "llaverín" a Jordi o ver como Vicky transita por una cocina soltando improperios... ¿cocinar? Lo de menos majos.

Pero el gran problema ha sido posiblemente el nivel de los aspirantes: está claro que por dos motivos bien diferentes existían dos personas que sobresalían por encima del grupo Emil y Vicky. El primero por tratarse de un "estudioso" de la cocina y la segunda por tener un don, mano o como quieran llamarlo. El problema llega cuando la final no se decide entre los dos si no que Emil es expulsado quedando como cuarto clasificado pero sobretodo con una sensación de dureza por parte del jurado mucho mayor que la infligida a sus compañeros de cocina. Está claro que Emil parecía el mejor pero en la recta final del programa desde la producción, realización o vaya-usted-a-saber, han intentado vender a Emil como un tirano al que había que derrocar y eso se ve en las apreciaciones del jurado que ha sido más exigente con el alumno aventajado. Estoy de acuerdo en exigir más a quien más puede pero hay que ser justos y juzgar a todos los alumnos o aspirantes con la misma vara de medir más allá de la mano que lo haya hecho.

¿Qué la evolución de Vicky ha sido mayor que la del resto de sus compañeros? Pues posiblemente pero ¿merece ganar por evolucionar o merece ganar el mejor? Pues MasterChef ha terminado con el tufillo de que el mejor no ha ganado si no que lo ha hecho la favorita del jurado, de la cadena o del ya mencionado vaya-usted-a-saber. Y ya que MasterChef este año ha abogado por los toros diré que esta disparidad de criterios del jurado ha dado una cornada mortal al programa que ha perdido toda su credibilidad.

Pero más allá de la posiblemente injusta eliminación (y no victoria) de Emil está la victoria de Vicky. Personalmente me da igual si es cocinera en paro o hija de la Duquesa de Alba, tan solo puedo decir que es una persona a la que se le va la cabeza en los momentos de presión y el penúltimo programa, el de la semifinal, es una buena muestra de ello: tanto en la primera prueba de eliminación como en la segunda a la mallorquina se le cruza el cable y monta un espectáculo lamentable. Por mucho menos de lo sucedido en este momento algún otro aspirante (Lorena o Milagrosa por ejemplo) se les tachó de pedantes o petulantes... A diferencia de Jose Manuel, ganador de primer MasterChef, Vicky no ha logrado llegar al público, ni hacerse querer por muchos ojillos que le ponga Jordi Cruz.

Supongo que la próxima temporada alguien llevará de nuevo a las pantallas MasterChef (he leído por ahí que el formato y el programa podría emitirse en Telecinco) un momento en el que se verá si el programa vuelve a convertirse en un talent-show o sigue el sendero de telebasura que ha iniciado esta temporada. Hasta entonces póngale un poco de picante a la vida (Eva, lo del sabor no tiene gracia)

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