Henna&Beer

Creo que antes de contaros como fue mi experiencia en el Henna&Beer creo que es necesario explicar qué es y sobre todo qué representa Mo...

Creo que antes de contaros como fue mi experiencia en el Henna&Beer creo que es necesario explicar qué es y sobre todo qué representa Moritz.

Moritz (@MoritzBarcelona) nació en Barcelona en 1856 aunque no fue hasta el década de los 20 que se consolidó llegando a controlar el mercado catalán cervecero en la década posterior, una de cada tres cervezas que se consumían en Cataluña antes de la Guerra Civil era una Moritz. Tras la Guerra Civil la caída de venta de la compañía sufre una clara bajada pero mediados los años 40 recuperan el ritmo anterior a la guerra llegando a crecer en décadas posteriores. Hasta 1978 tras varias coyunturas, Moritz decide suspender su producción y desaparecer.

En 2004, la quinta y sexta generación cervecera, decide retomar y realzar la marca. La Morizt no solo es una cerveza si no una marca que se encuentra íntimamente ligada a las actividades culturales y de ocio que se programan en la ciudad condal. Estructurando además grandes rehabilitaciones de espacios emblemáticos de la ciudad como el Bar Velódromo pero sobre todo con la rehabilitación de la Fábrica Moritz Barcelona que linda El Raval con el Eixample, una rehabilitación llevada a cabo bajo la supervisión de arquitecto Jean Nouvel, un lugar donde gastronomía, arte, moda, música y talleres se llevan a cabo, un taller como el Henna&Beer del que hoy hablamos.

Henna&Beer es la unión de dos empresas Henna Morena, dedicada a la cosmética natural y la consabida Morizt; dos productos, cerveza y henna, que en la antigüedad fueron utilizados como cosméticos naturales que revitalizaban y sanaban el cabello, además de oscurecerlo o aclararlo dependiendo del producto elegido.

El taller comenzó con una breve e interesante explicación sobre qué es la henna y las propiedades que la misma posee. Sinceramente, aunque escrito aquí parezca un momento tedioso no lo fue en absoluto ya que se abordó desde un punto de vista histórico y práctico, es decir, cuándo y para qué ha sido utilizada la henna.

Tras esta pequeña introducción acompañada por una caña de Moritz pasamos a la parte más práctica del taller donde a una modelo (de color de pelo claro) se le aplicarían un ungüento de camomila y cerveza para así realzar el brillo de su cabello y nutrir el mismo… eso sí, los resultados los veríamos una hora más tarde. ¿Y mientras qué? Pues mientras, una voluntaria del público se sometió al mismo ensayo que la modelo pero esta vez el ungüento fue hecho con cerveza y henna, un ungüento que cubriría sus canas de manera natural pero… una hora más tarde.

Y es que ese ha sido el gran problema de este taller Henna&Beer, que pese a estar en un entorno emblemático, pese a estar amenizado por cervezas, pese a ser interesante se hizo largo yendo de más a menos. Esos impasses fragmentaron el taller al igual que la constante salida y entrada de personas en el espacio donde el mismo se realizaba.

Es cierto que por mucho que queramos agilizar el taller el ungüento tiene que estar un tiempo mínimo en el cabello pero posiblemente estructurándolo de una manera diferente podríamos conseguir un mayor resultado y sobre todo cercanía porque en determinado momento el taller tiende a convertirse en una teletienda del producto en cuestión ¿Y cómo se estructurarías? Pues muy posiblemente comenzase a preparar los ungüentos a la vez que se habla de la henna y sus propiedades así acortaríamos el tiempo de espera para observar el resultado haciendo menos pesado el taller.
No me gustaría terminar esta reseña sin recomendar la visita a la web de la cervecera donde podréis encontrar las actividades que la misma programa o con las que colabora como ha hecho con este Henna&Beer.

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