Luces y sombras en las tardes de verano con L.A.

La verdad es que después de pensarlo mucho, de borrar y escribir, corregir, borrar y de nuevo escribir he decidido dar rienda suelta ...


La verdad es que después de pensarlo mucho, de borrar y escribir, corregir, borrar y de nuevo escribir he decidido dar rienda suelta a mis ideas sobre lo sucedido el sábado al atardecer en la terraza del Hotel Bahía de Vigo, a donde nos acercamos a disfrutar del concierto de L.A. Un concierto que formaba parte del ciclo patrocinado por Licor43 Live the Roof.

No os engañaré al decir que me sentía como un niño en la mañana de Reyes ¿qué habrían dejado sus majestades? Y es que en mi mente aún estaba aquel maravilloso concierto de L.A. en el Jardín Botánico de Madrid que Radio3 había trasmitido en directo y que desde Hipsterian Circus os contamos con todo lujo de detalles; están también mis recuerdos de mi primera vez frente a L.A. hace muchos años, un concierto en el que Luis Albert terminó tocando la batería y compartiendo escenario con los vallisoletanos Arizona Baby en lo que fue una autentica fiesta... así que desde hace un par de días el sábado tenía una anotación especial: L.A. en directo en acústico y presentando posiblemente su mejor trabajo hasta la fecha: “From the City to the Ocean Side”.

A las 21.00 horas Luis Albert Segura tomaba el pequeño escenario dispuesto en la terraza del Hotel Bahía de Vigo en lo que todo hacía presagiar una gran noche tras una semana de lluvias y bajada de temperatura, el sábado se había mantenido en calma y nos había acercado un estupendo día de verano en un entorno privilegiado como es la Ría de Vigo. Protegido por unas gafas de sol negras de aquellas que arrasaban en los 60 y con el pelo revuelto Luis Albert abrió fuego con 'Pictures on the Wall', un tema perteneciente a su anterior trabajo Dualize, pero en ese momento llegó el primer tropiezo de la noche: reber, distorsión, acoples... ¿pero qué es esto?

Pues sí, contra todo pronóstico L.A. comenzaba sonando de manera espantosa, incluso el propio Lluís Albert, entre risas y guiños, pedía al técnico de sonido un poco de cuidado... si la temperatura había comenzado a bajar con la puesta de sol, aquel comienzo de concierto nos helaba completamente. Pero en el fondo, las ganas de ver a L.A. en directo, nos hacían creer que aquello mejoraría, que sería un concierto mágico que guardaríamos en la zona de “grandes conciertos de nuestra vida”. Luis Albert reconocía que aquella no era su noche, que llegaba muy tocado de la voz de su concierto en Donosti, un concierto donde la brisa del Cantábrico y los aires acondicionados le habían jugado una mala pasada, así que aprovechando esta circunstancia decidió marcarse la primera de sus versiones: 'Angel Dream' de Tom Petty; con ella llegaba el segundo momento crítico: Luís Albert hacía un alto a mitad de canción y pedía sin ningún tipo de paliativos al técnico de sonido que dejase de meter y quitar del reber ya que lo estaba volviendo loco.

No, no creo que nadie estuviese cómodo en aquella terraza tras dos canciones. Posiblemente Luís Albert, tampoco. No ayudaban tampoco las pausas entre canciones, que la guitarra constantemente se desafinase y la niebla que entraba por la ría. Con el paso de las canciones el concierto se fue templando, saltamos entre los diversos trabajos del mallorquín: recuperamos temas de “Heavenly Hell” como 'Stop the Clocks' o 'Perfect Combination', continuamos con “Dualize” a través 'Oh, why?' o la ya mencionada 'Pictures on the Wall' y por supuesto hicimos escala en “From the City to the Ocean Side” que sonó casi en su totalidad.

Reconozco que L.A. es capaz de hacer magia con tan solo una guitarra e incluso, como en 'Ordinary Lies', sin necesidad de la misma. Reconozco su gusto por las versiones y es que además de 'Angel Dream' de Tom Petty sonó 'Sonnet' de los británicos The Verve, una canción capaz de emocionar hasta a una piedra del desierto. Sí, Luís Albert Segura tiene magia y el sábado a la noche dejó algunas pinceladas en Vigo pero no, no fue un concierto mágico. Tristemente fue un concierto que pasará a mi imaginario como “lo que pudo ser y no fue”, un concierto en el que reconozco que L.A., aunque frío y errático, es capaz de hacer magia pero en el que me faltó verdad, pasión y sobre todo la emoción que hizo que se me pusiesen los pelos como escarpias la primera vez que escuché por la 'Ordinary Lies' y se convirtió en una de mis canciones favoritas (por lo menos hasta el sábado a la noche).

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