Sensibilidad y potencia en el sábado del Sinsal

El sol en la alto y ninguna nube en el horizonte anticipaba un día caluroso en la paradisíaca Ría de Vigo. Ecos del día anterior, cábalas s...

El sol en la alto y ninguna nube en el horizonte anticipaba un día caluroso en la paradisíaca Ría de Vigo. Ecos del día anterior, cábalas sobre quién sonará el sábado y previsión de altas temperaturas, los corrillos tenían de qué hablar en el trayecto a la isla. Desembarco, paseo por el Muelle de Oficiales y la organización nos facilitó el periódico con el cartel del día, porque sí, el Sinsal tiene su propio diario, un periódico que día a día crece con las nuevas incorporaciones.
13.00 horas, en otras latitudes hora del vermut, pero para nosotros primer concierto del día en el Escenario SON Estrella Galicia. Bajo un previsible sol abrasador aparecen en el escenario los barceloneses Extraperlo quienes traen a San Simón su último trabajo "Chill Aquí", un trabajo que salía a la luz este febrero y se convierte en el tercer álbum de la banda y quizás, como su propio nombre indica, el trabajo más chill y relajado de la banda. Pasan las canciones y la cerveza no consigue mitigar el calor, así que cuando suena 'Ciudad Oasis' decidimos ir en busca de las Música Escondidas y un lugar más fresco.
Músicas Escondidas es un proyecto que discurre de manera paralela al festival y que lleva la música a pequeños (muy pequeños) rincones de la isla, pequeños concierto mucho más íntimos que nos conducen al Mirador de San Simón para encontrar a Nico Pastoriza desgranando tema de su reciente trabajo "Lunas de Kubrik". Lo encontramos rodeado de amigos: Marta Toro a los teclado y los hermanos Ferreiro (Iván y Amaro) colaborando en algunos temas. Un concierto que disfrutamos con la tranquilidad de las melodías de Pastoriza y una sombra que nos daba un respiro.
Tras abandonar el Mirador de San Simón nos dirigimos, por primera vez en el día, a la isla de San Antón para presenciar el concierto de la británica ESKA. Nacida en Zimbabue y residente en Londrés ESKA se hacia con el Mercury Prize 2015 al Mejor Disco del Año con su álbum debut: "Eska", un trabajo en el que el folk, el jazz y el soul de dan la mano para conseguir un equilibrio perfecto, el mismo que demuestra ESKA sobre el escenario. Ella es capaz de subir y bajar, de llevarnos por pasajes soul para segundos más tarde sumergirnos en los ambientes más psicodélicos del momento. ESKA es sin duda una gran artista, una de esas talentos por descubrir (para el inmenso público ya que la británica ha trabajado con nombres de la altura de Grace Jones, Nitin Sawhney, Bobby McFerrin o Courtney Pine) capaces de llevar a quien se coloca ante ella a los lugares más insospechados.
Tras ESKA, pensando en tomar un descanso, nos dirigimos al Escenario Buxos para asistir al concierto Malandrómeda. Originarios de Santiago de Compostela han publicado dos trabajos este mismo año 2016 que les han llevado a convertirse en el grupo referencia dentro del hip-hop gallego. Mucha retranca y mucha mala leche, así se podrían definir las letras de Malandrómeda, letras que se acompañan de bases electrónicas que desatan la fiesta entre los asistentes y nosotros, que llegábamos con la idea de tomarnos un pequeño descanso, nos vemos atrapados por los ritmos de Hevi y Caldeirada y solo podemos bailar a ritmo de "medios tiempos".
El descanso llega entonces de la mano de Ryley Walker, quien llega en formato trío desde Chicago para presentar su aclamado trabajo "Primrose Green", un álbum debut que le ha valido las comparaciones con Nick Drake o Tim Buckley.
Tras tanta fiesta y tanto baile Ryley Walker supuso un oasis en nuestra mañana a ritmo de folk de raíz americana combinado con punteos más propios del jazz. Un concierto especial que no todo el mundo supo entender ni respetar y es que las melodías de Walker abarcan desde las sonrisas del country americano hasta los tormentos del jazz más libre, un cóctel, quizás, no para todos los públicos.
De nuevo nos encontramos en San Simón para asistir al concierto de Sons of Kemet, un proyecto musical liderado por el saxofonista Shabala Hutchings en el que percusión y metales se dan la mano para unir el jazz, el folk caribeño y la música de raíz africana. Dos baterías, un saxofón y una tuba que nos obligaron a bailar a base de osados ritmos caribeños. Reconozco que, al ver la formación, no tenía demasiada fe en el concierto de Sons of Kemet pero sin duda fue uno de los que más gustó a los asistentes a esta segunda jornada del Sinsal.
Tras Sons of Kenet y de nuevo en el Escenario San Antón New Balance asistimos al concierto de la argentina Juana Molina. La historia de Juana Molina es casi tan peculiar como su música: vapuleada por crítica y público durante años ha sido rescatada por la crítica anglosajona del olvido y el underground latinoamericano, para Pitchfork se trata de la artista argentina más importante de la última década.
Juana llegaba al Sinsal como parada de una gira mundial que le ha llevado a recorrer America, Asia y ahora hace parada en Europa. Y consigo trae una propuesta austera en la que la voz de la interprete se convierte en una línea melódica más. Laberintos sonoros que no dejan indiferente a quien ante ella se coloca, sin duda un concepto y un concierto polar que varia desde el amor al odio.
Ya de vuelta en la Isla de San Simón nos cruzábamos con Dan Deacon quien apuraba su helado antes de subir al escenario SON Estrella Galicia desde el cual convertiría el Sinsal en una fiesta. Y es que el DJ y productor de Baltimore, ataviado como un nerd, demostró lo que es convertir al público en una pieza más del espectáculo. Competiciones de baile, congas y demás juegos, todos dirigidos desde las minúsculas y redondas gafas de Deacon al frenético ritmo de la batería en vivo y las bases que desde sus platos se proyectaban. Sí, Deacon fue y es sinónimo de fiesta.
Para el último concierto de la sesión sabatina tuvimos que escoger entre la sesión del DJ chileno Matias Aguayo o la Música Escondida de los tudenses Best Boy. Optamos por la segunda opción para bajar pulsaciones tras Dan Deacon, así que decidimos acercarnos de nuevo al Mirador de San Simón. La banda liderada por Ángel Sánchez y Lucas Fernández desgranó los temas que conforman "Cross The Border" ante un público entregado hasta el punto de ser molesto para aquellos que queremos disfrutar del concierto de la banda y no de los alaridos del grupo de muchachas que coreaban sus canciones en un más que cuestionable inglés. Porque sí, una cosa es aplaudir, corear y dejarse llevar pero otra bien diferente es montar un lamentable espectáculo de gritos, risas y canciones que molesta al resto de los allí presentes... igual que en el caso de Ryley Walker: falta educación.
Así terminaba una segunda jornada carga de bailes y ritmo exóticos entre los que destacaba la sensibilidad de Ryley Walker y la potencia de la británica ESKA.

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