Final Four autonómica, toda una experiencia
22:56:00
por Dawidh
Son las dos de la tarde del viernes y el calor ya es insoportable, ¡jodido cambio climático! Poco a poco los chicos empiezan a llegar al autobús, caras de todo tipo pero sobre todo caras de ilusión, de ganas de jugar.
El ambiente dentro del autobús es apacible, quedan por delante dos horas de viaje y sabemos que el tiempo para sufrir será suficiente cuando lleguemos a nuestro destino, una pequeña villa costera hasta la cual nos desplazaríamos los cuatro equipos que disputaríamos esta fase final.
Comenzábamos nuestro torneo ante el favorito, sin duda el partido sería muy difícil para nuestros chavales... y tanto que lo fue. Comenzamos metidos en el encuentro, la alternancia en el marcador era constante, un cuarto rápido e intenso que se expresa en el 12 a 14 en nuestra contra. El segundo cuarto siguió siendo reflejo de la igualdad ya que ambos equipos anotábamos 17 tantos. Llegamos al descanso únicamente dos puntos abajo y con toda la segunda parte por delante.
Ahora utilizaré una de las ventajas de ser un narrador omnisciente: puedo salir de la escena y analizarla como analizaríamos un cuadro de Tintoretto en el Museo del Prado; solo dos puntos abajo en el marcador, pero en el juego sabes que no es igual, ellos no anotan, pero has visto cientos de video y sabes que son anotadores... Ojalá, la suerte no cambie y todo siga igual.
Comienza el tercer cuarto, nos mantenemos. Ellos se estrellan en nuestra defensa y nuestros hombres clave quizás no nos están dando la cantidad de juego que esperábamos, pero de igual manera seguimos ahí aunque esta vez perdemos el cuarto por dos puntos.
Como en una de esas películas americanas que consumimos de manera voraz nos acercamos al final de la misma. Recortamos la diferencia, simplemente una canasta y siete minutos nos separan de la victoria. Seguimos trabajando pero esta vez la recompensa no llega, ellos anotan sobre la bocina de posesión un gran triple. No pasa nada, mentalmente estamos preparados para sufrir.
Un nuevo ataque para nosotros. Marcamos nuestra jugada de ataque contra zona y en la inversión de balón perdemos el pase; corremos al balance, pero no es suficiente... 5 puntos en menos de 40 segundos. Seguimos sufriendo, ellos son favoritos y nosotros hemos llegado para dar la campanada. Atacamos de nuevos, sin duda un triple precipitado, punteado por su alero de más de metro noventa... pero esta vez sí llegamos al balance; aguantamos quedan 5, quedan 4, quedan 3... de repente una penetración, superan al defensor y llega la ayuda, tarde, falta, dos tiros. Nuestro amigo, ahora rival, se encuentra en la línea de tiros libres, hasta el momento ha anotado uno de los dos que a tirado, recibe el balón de manos del colegiado, bota una, bota dos y dentro. Con el segundo tiro, la operación es exactamente la misma.
De nuevo salgo de la escena. Este es un momento difícil, con ese marcador y ese tiempo ¿luchas por el partido o reservas a tus hombres importantes para los partidos del fin de semana? Nosotros hemos venido a ganar, a luchar y a morir matando, tenemos mucho que ganar pero nada que perder. Decidimos ir a por el encuentro. Y así los expresamos cuando nos fundimos en una piña para animarnos entre nosotros ajenos al bullicio de la grada.
Sin embargo el bloqueo de nuestros jugadores se hacia evidente, desde el banquillo no encontramos manera de detener el juego rival; los puntos caen unos tras otros y con ellos nuestros brazos caen. No, ahora ya no, no merece la pena seguir peleando. Simplemente encajamos, hasta el final de estos perpetuos minutos. El cuarto termina y el parcial es aterrador, 5 – 27, no han tenido rival, no hemos competido... Mierda.
Minutos más tarde nuestros jugadores estiran, abatidos y sin ganas de jugar. Queda caminar hasta el hotel, cenar y luego nos meteremos en cama, esperando que Morpheo se apiade de nosotros... y que mañana llegue pronto cerrando las heridas de la batalla.
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