Uno de los problemas de hacer críticas a película es que después de ver una dices “bueno, mañana hago la crítica y la cuelgo” pero te dejas ir y ese mañana cada vez se aleja más. Hoy, por fin, le ha tocado a La Ola.

1967, Palo Alto (California), el profesor Ron Jones comienza con su proyecto denominado “La Tercera Ola” con el que pretendía demostrar a sus alumnos la dimensión real de la autocracia. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiasmaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar a los que no querían unirse a su grupo por ello el profesor Jones, a los 5 días, se ve obligado a interrumpir el experimento. En 1981, el escrito estadounidense Todd Strasser escribe un libro en el que se recogen dicho sucesos titulado The Wave (La Ola, en castellano). Es ahora, en 2008, cuando Dennin Gansel decide llevar a la gran pantalla este título para su nueva cinta.

Ambientada en Alemania, La Ola cuenta (basándose en el suceso de Palo Alto, nunca reproduciéndolo) la historia de cómo una clase se convierte en una autentica autocracia. La semana de proyecto comienza tras la pregunta que el profesor Reiner Wenger formula a su clase: “¿Creéis que es imposible que otra dictadura vuelva a implantarse en Alemania?” tras las lógicas y previsibles negaciones comienza el experimento con la creación de su movimiento juvenil.

Un movimiento que al principio comienza muy bien, los alumnos superan sus diferencias sociales y raciales y poco a poco el grupo comienza a cohesionarse. Todos se sienten importantes, todos tienen iniciativa… son como una ola: la fuerza del grupo. Pero llegado un momento una pequeña fisura se abre en el grupo, en ese momento el grupo reacciona de manera adversa: o estás con él o contra él, no caben términos medios…

En todo momento nos creemos las interpretaciones, todos conocemos a alguien que aparece en la película: al líder, al revolucionario, al escéptico, al contra líder… La Ola nos muestra un certero retrato de la sociedad actual, no al estilo El Truco del Manco o Barrio, si no la sociedad que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a ver: una sociedad donde la juventud actual se siente desmotivada, una sociedad donde las familias ejemplares quizás son las que más cosas tienen que esconder, una sociedad donde las desigualdades sociales son el pan de cada día, una sociedad donde el capitalismo impera de manera desmesurada… una sociedad: nuestra sociedad.

La película se convierte en un ejemplo de cómo en una sociedad como la actual se pueden generar regimenes opresores con una facilidad pasmosa. Evidentemente la reducción de libertades no se realizará en una semana, ni en un mes, ni quizás en un año, pero lo que está claro es que poco a poco nuestros dirigentes restringen nuestros derechos. Una cinta que quizás no contenga demasiada ficción, espero que nos demos cuenta antes de que sea demasiado tarde.

Sentándose a pensar un poquito después de ver la cinta, nos daremos cuenta que no es tan cómoda como puede parecer en un principio. Una cinta digna de ver por todos aquellos que en el cine buscan algo más que sueños de princesas o carreras de coches que nunca podrán conducir.