Puck es un joven descontento con la sociedad actual que se autodeclara anarquista y que convive en una casa okupada con otras personas afines a su ideóloga (su mejor amigo, espíritus libres, dj’s que viven constantemente en una rave…)… esta es la premisa con la que comienza El Manual del Anarquista.

Cuando me descargue El Manual del Anarquista no tenía muy claro que me encontraría al darle al play; me apetecía algo al estilo En el Nombre del Hijo pero el Manual del Anarquista es una cinta mucho más condescendiente y menos cruda que la primera. En internet la comparan a Soñadores de Bernardo Bertolucci, pero siendo críticos, El Manual del Anarquista no tiene ni la mitad de interés que la película de Bertolucci, englobada en un contexto histórico mucho más rico e interesante; comparar esta película con Dreamers o El Club de la Lucha, tal y como sucede en ciertos foros, es como comparar al Barcelona de Guardiola con el Arenteiro de Marquitos, sí, ambos son dos equipos de fútbol, ambos se enfretan 11 contra 11, ambos tienen las mismas reglas pero lo que está claro es que ambos son equipos totalmente diferentes. Bertolucci y Fincher juegan en una categoria diferente a la de Jordan Susman y su pastiche.

Quizás el mayor problema de la cinta es que sus personajes están totalmente teledirigidos, parecen muñecos animados sin vida propia. Esto conlleva que en ningún momento nos podamos ver reflejados en ellos, por mucho que nuestras ideas en momentos puntuales de la cinta coincidan. En cierto modo parece una película hecha con desgana.

Sin duda es una pena ya que tema a tratar (la radicalización de los grupos anarquistas pacifistas) podía haber dado mucho de si pero al final se ha convertido en una película que entretiene pero no consigue nada más.