Una de romanos (Wilco en Braga)

Seguro que si el sábado hubiésemos roto la cáscara de un huevo y dejado caer este sobre el asfalto sin duda se freiría. Uno de esos días en ...

Seguro que si el sábado hubiésemos roto la cáscara de un huevo y dejado caer este sobre el asfalto sin duda se freiría. Uno de esos días en los que salir de casa se convierte en un acto de temeridad, uno de esos días en los que de nuevo remamos contracorriente. ¿Por qué contracorriente? Por que en vez de irnos a la piscina o a la playa, decidimos coger el coche y acercarnos a Braga; aunque el desplazamiento tenía un gran motivo: Wilco tocaría esa noche en un teatro de la ciudad lusa.

Llegamos a Braga a media tarde, sin duda lo primero que nos sorprendió fue ver centurias romanas por la calle; a medida que nos acercábamos al teatro (teníamos que recoger allí nuestras entradas) empezamos a ver como Braga estaba engalanada con pendones romanos, como pequeños puestos de artesanía poblaban las calles. Braga estaba sumergida en la época romana y nosotros nos dejamos llevar al Circo. Una vez allí tomamos nuestras entradas y de nuevo volvimos a las calles de Bracara Augusta.

Poco a poco la hora del concierto se fue acercando y decidimos acceder al Teatro Circo. El Teatro Circo está situado en una de las principales avenidas de Braga y tiene más de cien años de historia; con una capacidad de 899 espectadores (en su sala principal, donde esa noche actuarían los estadounidenses Wilco) comenzó una fuerte remodelación en 1999, terminando las misma en misma en 2007, en dicha reforma se mantuvo la estética primigenia del teatro (que databa entorno a 1906). La verdad es que es un lugar que merece la pena ser visitado y que además presenta una acústica genial.

Poco a poco la gente comenzó a entrar en el teatro, el concierto estaba programado para las 21.30 y a esa hora todos lo que asistiríamos al mismo, ya estábamos en nuestras localidades (el teatro presentaba media entrada). Veinte minutos sobre la hora establecida las luces del teatro se apagaban y una pequeña linterna marcaba el camino de Nels Cline que tras cuatro pasos se colgaba su guitarra (o mejor dicho, una de tantas guitarras que utilizó durante el concierto); una nota, dos notas y comenzó You Are in My Face, antesala de lo que serían 120 minutos de rock en estado puro.

No faltaron Via Chicago, I’m Trying to Break Your Heart o la impresionante Imposible Germany donde Cline disfrutó y nos hizo disfrutar a los allí presentes de uno de los riffs más sobrecogedores del rock actual.

Sí, comenzaron fríos, es indudable (Tweedy no se dirigió al público hasta la sexta canción) pero poco a poco los americanos, al igual que los espectadores, se fueron calentando y es que es comprensible que después de abarrotar Sevilla ver a 500 personas les resultará raro (como a mí que no se llenase el coqueto teatro) a esto hemos de sumarle que era la primera vez que Wilco tocaba en Portugal (aunque pareciese que lo hiciesen en España dada la cantidad de españoles que allí había). Y tras esa primera parte de conocimiento: Wilco-público, público-Wilco llegó Imposible Germany; sin duda fue el punto de inflexión del concierto, desde ese momento el concierto se convirtió en una descarga de autentico rock de sello americano (ya sé, los puristas diréis que es country-rock). Sin duda un concierto de menos a más que terminó con un público puesto en pie ovacionando a los estadounidenses.

Tras dos horas de magia, abandonamos el teatro, los puestos de artesanía y marroquinería habían dejado paso a las terrazas. Seguía haciendo calor pero una pequeña brisa invitaba a disfrutar de la noche pero esa ya es otra historia que poco tiene que ver con Wilco o con el Teatro Circo.

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