Sí, es una película de serie B ochentena totalmente desfada que provoca muchas más risas que terror (o pseudo-terror) pero ver a Ozzy Osborne diciendo que los que escuchan rock son unos enfermos sigue sin tener precio ¿El resto de la cinta? Pues es bastante prescindible: efectos cutres, guión incongruente y con demasiados errores, escenas inconexas…

Pero Muerte a 33 RPM tiene ese gusto a cine encantador, ese que nos gustaría ver una sombría sala de cine antigua; ver como Sammi Curr dispara rayos azules con su guitarra, aquellos enormes walkman’s… no sé, supongo que en el 86 (cuando nació mi hermano) Muerte a 33 RPM fue un hit como ahora puede ser School of Rock o cualquier otro tipo de película dirigida a un sector joven e irreverente. En el fondo, este tipo de películas, lo que producen es nostalgia.

La banda sonora, nota importante de la cinta, pertenece a Fastway aquel grupo que en los 80 habían montado Fast Eddie Clark (guitarrista de Mötörhead), Pete Way (componente de UFO), el batería Jerry Shirley de Humble Pie y Dave King como vocalista .