Recuerdo las palabras del presidente de la federación española de baloncesto: “la plata no sería un fracaso” y tiene razón, fracaso es ver partido tras partido como esta selección de vacas sagradas hace el ridículo y se ríe de todos aquellos que estamos frente al televisor.

Sin duda los primeros minutos de juego fueron arrolladores: una selección que presionaba cada bacón, que corría, que defendía con una intensidad mucho más alta (si la referencia era el partido contra Serbia eso tampoco era demasiado complicado). Los interiores dominaban la pintura, los exteriores estaban acertado ¡incluso Gasol anotaba los tiros libres!

Pero nada más lejos de un espejismo… España bajó una vez más el ritmo del partido y los británicos, que son mediocres pero no gilipollas, aprovecharon para acercarse en el marcador. Gasol (más por desméritos británicos que por meritos del catalán) mantenía el tipo y Claver sumaba, que en esta selección ya no es poco…

Tras el descanso España naufragó de nuevo en su zona barriguera más propia de provincial que de Eurobasket. Por su parte Gran Bretaña luchaba con todas sus fuerzas por entrar de nuevo en el partido y poco a poco lo fue consiguiendo a base de defensa y buenas acciones defensivas.

Que sí, que hoy los periódicos hablaran de un Gasol colosal que llegó a rescatar a una selección que hacía aguas, de un Navarro anotó en los momentos decisivos… y de pantomimas por el estilo pero la realidad es que España es un equipo perdido en una pista de baloncesto, un equipo que no sabe a lo que juega y que por momentos hace que nos planteemos desde nuestra casa si realmente quieren jugar.

La victoria no nos debe cambiar la perspectiva el juego de España es malo, la dirección mediocre y la actitud de los jugadores lamentable… esta vez no nos ilusionaremos, simplemente nos enfadaremos.