La verdad es que tenía muchas ganas de ver esta película; Radio Encubierta está ambientada en la Inglaterra de los años 60, cuando la BBC apenas emitía dos horas semanales de pop para luchar contra ello nacen las radios piratas, radios que en su momento lograron captar la atención de más de 25 millones de personas (más de la mitad de la población de las islas británicas). Radio Encubierta trata el caso puntual de Radio Rock, una de muchas emisoras piratas que emite rock y pop 24 horas desde el medio del océano.

El primer punto a favor de la cinta de Curtis (director y guionista) es que en todo momento tenemos la sensación de estar haciendo el gamberro, estar haciendo algo prohibido pero a la vez maravilloso, sin rozar lo cursi o lo simplón. Además The Boat that Rocked está completamente salpicada de humor e ironía inglesa.

Pero si de algo vive esta cinta es de sus actores: Philip Seymour Hoffman, Rhys Ifans, Nick Frost y Bill Nighy a la cabeza crean un cosmos de psicodélica y drogas, con constante buen humor incluso en los momentos más triste de la cinta (sí, hay un par).

Evidentemente no todo son alabanzas la trama no peca de floja e infantil, chico guapo buscan cambio en su vida y al final… ¿os cuento más? Pero sin duda, todos los errores o defectos que pueda tener The Boat that Rocked quedan bajo su maravillosa banda sonora (un doble CD de verdadero rock sesentero).

Pese a sus errores (demasiado larga quizás y un argumento bastante pobre) Radio Encubierta nos deja ese grato regusto al haberlo pasado bien. Si además somos minimamente melómanos Radio Encubierta hará nuestras delicias. Let’s Dance!