Comenzó el concierto y… Victoria para la canción y comienza a quejarse de la luz de una pequeña lámpara, siente como que la ciega y pide que por favor la apaguen… se queda a oscuras el bar y ella pide que se enciendan las luces de la barra, así se hace. Victoria comienza de nuevo a tocar el banjo, parece que no está cómoda… un par de frases más tarde el concierto se vuelve a detener… “Simone, no me estoy… harías el favor de acompañarme?” dice Victoria dejando el banjo y tomando la eléctrica, Simone White sube de nuevo al escenario, cruza un par de palabras con Victoria y comienza una nueva vez el concierto… parece que las cosas mejoran. Tras un par de canciones Simone tras abrazarse con Victoria abandonaba el escenario. En ese momento Victoria se queda sola con su guitarra ante los ojos de los allí presentes y… comienza a sonar Crazy Mary (sí, Pearl Jam hace una versión de esta canción), os puedo asegurar que desde ese momento asistí a uno de los conciertos más impresionantes que he visto en mi vida.

Victoria Williams nos trasportó a lugares donde muy poca gente consigue llevarte: impresionante e indescriptible, por más palabras que busco no encuentro las necesarias para definir lo que allí vivimos. Daba igual que Victoria tomase su guitarra o se sentase ante el piano, cada momento era único e irrepetible.

Tras tres canciones con su guitarra y una ante el piano Victoria Williams tomaba de nuevo su banjo, de nuevo Victoria no estaba cómoda y ahora era Tal quien subía al escenario con Victoria y de nuevo magia.

Tras el concierto, entre cervezas y refrescos comentábamos que la genialidad y la locura están separadas por una estrecha línea, sin duda, el domingo a la noche tuvimos una buena ración de ambas.

*Victoria Williams y Mark Olson han sido marido y mujer desde principios de los 90 hasta 2006