Dogville

Hace años una amiga me había recomendado Dogville , nunca le hice caso… no sé, no me atraía en exceso, no me llamaba en absoluto (ni para cr...

Hace años una amiga me había recomendado Dogville, nunca le hice caso… no sé, no me atraía en exceso, no me llamaba en absoluto (ni para criticarla). Años después la novia de mi hermano me preguntaba por ella, comentaba que era extraña y que probablemente me interesaría verla… entonces me decidí a sentarme frente a Dogville.

Dogville son dos horas y cuarto de sufrimiento y resignación, dos horas y cuarto de desgracia y de personajes tristes y torturados… de ambiente claustrofóbico que consiguen hundir al espectador más positivo y optimista.

Investigando sobre ella encontré el origen del horror, por que sí, tiene nombre propio; un nombre con el que me he tropezado en otras ocasiones, un nombre al que no consigo ver la genialidad que otros ven en él: Lars Von Trier.

Puedo reconocer el esfuerzo del director y de los actores en convertir la cinta en una situación angustiosa, el esfuerzo en retratar la condición humana actual (aunque claramente está encuadrada en los años 20), el esfuerzo de crear una sociedad cerrada al mundo y totalmente endogámica… pero con el cine de Von Trier siempre me sucede lo mismo, entre su cine y yo, como espectador, existe un algo que no deja que conectemos…

Os puedo asegurar que Dogville no os dejará indiferentes: amareis la cinta o bien la detestareis. Reconozco que yo me acerco mucho más al segundo grupo pero reconozco el gran reto de Von Trier al llevar a la gran pantalla una obra de teatro, por que señores, Dogville, por puesta en escena, por fondo, por forma… no es más que eso: una obra de teatro que podemos ver (iba a poner disfrutar pero quizás no sea el término correcto) en nuestro salón.

Sin duda una película que solo son capaces de apreciar ciertas sensibilidades en las que no me encuentro o bien personas guiadas por las magistrales críticas que ha tenido este experimento del danés…

Creo que nunca le he tomado el pulso a Dogma (tendencia de la que Lars Von Trier es cofundador) y creo que nunca llegaré a cogérselo.

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