A la conquista de Flandes (Capítulo 3: Brujas)
17:14:00
Capitulo 3: Brujas
Y llegó la mañana, con ella nuestro hasta luego a Bruselas. Dijimos adiós a la habitación 112 (a la 111 también) y nos dirigimos caminando sobre nuestros pasos a las Estación Central de Bruselas, allí tomaríamos un tren que en 1 hora nos llevaría a Brujas.
En el IC9 esperábamos nuestro tren, cuando comenzamos a escuchar “voces amigas” ¿italiano? ¿portugués? ¿los dos? Pues sí a nuestro lado se situaron unas jóvenes que departían indistintamente en estos idiomas. Mientras de nuevo mostrábamos nuestro don de lenguas llegó el tren, un tren superpoblado donde el equipo se tuvo que partir. Delwaffre y Assin Flower tomaron dirección oeste mientras el Profesor K Molkov y yo nos quedábamos entre dos vagones donde por casualidad escuchamos “imos cara alá”, a lo que el Profesor, docto en lenguas, contestó “imos” surgieron miles de miradas furtivas entre una mujer de chaquetón rojo y el Profesor; el portugués se convirtió en nuestro idioma mientras las miradas y las sonrisas se hacían cada vez más evidentes… llegamos entonces a Brujas y el equipo se volvió a unir en el andén no sin antes despedirnos con una sonrisa y un “bom día”.
Comenzó entonces la búsqueda de nuestro nuevo hostal mientras recorríamos las empedradas calles de Brujas. Y aquí os dejo un desvarío muy particular: Brujas me ha recordado mucho a Pontevedra, calles peatonales, tiendas de moda, calles empedradas… no sé, una pequeña ciudad de señoritos (no se me enfaden los de Pontevedra, por favor). Llegamos al hostal sin demasiado problema aunque sí con alguna vuelta de más, allí tomamos posesión de nuestra morada y tras dejar nuestros equipajes decidimos salir a dar una pequeña vuelta aprovechando así las escasas horas de luz para ver Brujas de día… doblamos una esquina y allí estaba de nuevo el amigo predicador con su grupo de damas, sonrisas con la chica de rojo del desayuno, guiños de ojos con la chica de negro y miradas entre el predicador (siempre con el grito en el cielo) y nosotros.
Y Brujas es encantadora, como una ciudad que no ha salido aun del Medievo: calles, puentes, puertas, casas… todo ello nos evoca otras épocas, otros tiempos. Descubrimos entonces sus canales y nos dejamos llevar por sus calles góticas.
Llegó entonces la hora de la comida, en Galicia, porque en Brujas había pasado hace un par de horas, y es que es complicado acostumbrarse al “horario europeo”… más aun cuando la filosofía del equipo es la de: tengo hambre, como; tengo sed, bebo; ¿qué hora es? Qué más da… con ello conseguimos negociar un menú en un restaurante donde la gente optaba más por el café y las pasta que por nuestro caldo (nos supo a gloria) o nuestra lasaña… ¿os podéis imaginar quien apareció a tomar el té con sus alumnas? Los que hayáis pensado que el predicador habéis acertado (para canjear vuestro premio poneros en contacto con el señor Assin Flower, él se hace cargo), de nuevo risas y miradas… tristemente este sería nuestro último encuentro con el predicador y su grupo, desde aquí desearle lo mejor, a él y a sus chicas, en estas épocas de amor y paz universal.
Al salir del restaurante la noche ya caía sobre nuestras cabezas… esto, aunque no lo creais, genera una extraña sensación de no saber demasiado bien en qué hora vives, ya que la sensación es parecida a la de haber cenado en vez de comido… esto nos lleva a confundir momentos del día y es que ya lo dijo Dinio: “la noche me confunde” y por ello, tras un par de paseos y tomar camino hacía los conocidos molinos de Brujas decidimos hacer una parada técnica en una cervecería donde repostamos a base de néctares de la tierra. Surgió entonces nuestro segundo choque cultura, en la mesa de nuestra derecha (por lo menos de la mía) estaba una pareja, la cual, como tapa, tomaba panceta fresca… nosotros de café y ellos a base de panceta fresca y es que están locos estos belgas.
Tras conocer la Delirium Noel, una versión especial navideña de la conocida Delirium Tremens (vamos la Estrella de Navidad de nuestra amada Estrella Galicia) y debatir sobre la ingesta de panceta fresca a las 6 de la tarde decidimos seguir nuestro camino a través de los canales hacía los maravillosos molinos que el señor Assin Flower se empeñó en ver a la luz de las estrellas.
Llegamos a los molinos donde nos enterarnos que España había ganado la Copa Davis quedando aun por disputarse dos encuentros y allí sucedió uno de los momentos más recordados del viaje: el señor Assin Flower se convirtió en Sonny Croquet cuando decidió descender el montículo donde se encontraba en molino haciendo lo que su nombre indica: la croqueta. Increíble, fabuloso, fantásticos y un sinfín de calificativos podrían calificar este momento, yo me quedaré con el de inolvidable. Perdimos una apuesta, el señor Assin Flower perdió un móvil pero sin duda ganó nuestro respeto y admiración. Tras mil risas y un par de bocinazos de los coches que veían nuestro comportamiento decidimos caminar hacia el centro del Brujas dejando risas y lágrimas por las calles de esta aun más bella ciudad de noche.
Un nuestra parada técnica de camino al hostal descubrimos que toda persona tiene un gemelo en el mundo, que ni tan siquiera conoces. El Profesor K Molkov coincidió en el mismo espacio-tiempo con el suyo, estaba jugando al billar en una cervecería de Brujas, pero lo más sorprendente estaba por llegar: el gemelo del Profesor hablaba castellano… seguro que el Profesor ha interrogado a su padre a la vuelta porque no puede existir una coincidencia tan grande.
Ya de vuelta en el hostal Assin Flower descubrió la ausencia de su terminal, y decidió volver al molino. El Profesor, el señor Delwaffre y yo preferimos quedarnos en la barra del restaurante del hostal tomando unos refrescos de grifo (y es que no nos habíamos olvidado del estudio de los néctares de la tierra que estábamos haciendo). Assin Flower llegó tras tres refrescos al hostal sin éxito en su misión (yo aproveché ese tiempo para arreglar el cargador de mi teléfono móvil que había dado problemas en Bruselas) y decidimos cenar allí mismo, donde nos sirvió el hermano moreno de Legolas.
Tras la cena decidimos pasear por las calles de Brujas y tomar algún combinado. Es interesante salir al estilo nacional cuando el resto vive con horario europeo. Llegas a los locales de ocio y la gente está como si fuesen las tres de la mañana mientras tú comienzas la noche… y es que ves cada cosa… más aun cuando los aseos en este país son mixtos (lo cual es una interesante idea que quizás debiésemos importar para normalizar ciertas cosas). Decidimos entonces prudentemente regresar a nuestra morada ya que el día siguiente se preveía largo, duro y sobre todo divertido.
6 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?