A la conquista de Flandes (Capítulo 5: Placebo)

Capítulo 5: Placebo Con puntualidad británica comenzó el concierto pero no con Placebo si no con Silversun Pickups … Lo de los estadounidens...

Capítulo 5: Placebo

Con puntualidad británica comenzó el concierto pero no con Placebo si no con Silversun Pickups… Lo de los estadounidenses es actitud sin duda, conscientes desde el primer segundo que no eran más que teloneros y que la gente iba a ver a Placebo, jugaron con ello y se rieron del caso. Es sorprendente Brian Aubert, frontman del grupo, quien conectó desde el primer segundo con el público y terminó siendo ovacionado.

Pero Silversun Pickups son mucho más que actitud, suenan realmente bien, es probable que nunca lleguen a España porque no son lo suficientemente comerciales para que una potente discográfica apueste por ellos; o para que monseñor MySpace o YouTube los convierta en los nuevo monos del Ártico… personalmente me han recordado mucho a Smashing Pumpkins o a Queens of the Stone Age… 50 minutos de diversión y buena música.
Cambio de escenario, se apagan las luces y sobre el telón se proyecta el eclipse, con el sol tapado y música clásica en nuestros oídos cae el telón y suena For What It’s Wrong (¡¡¡qué manera de comenzar!!!) y comienza el show y digo show no concierto porque Placebo nos agasajó con espectáculo impresionante: música, luces, videos, pantallas gigantes…

Con el público rendido desde el primer segundo Placebo de comía un Sportspalais lleno hasta la bandera; repasaron su último disco Battle for the Sun, pero sin olvidarse de grandes éxitos como Meds o Every You, Every Me… para terminar con Song to Say Goodbye… una locura de concierto en el que al final me dolían las piernas de saltar una y otra vez. Espero nunca olvidar la locura de For What It’s Worth y es que ya sabéis: For What It’s Worth, Got no Lover, For What It’s Worth….
Tras una hora de concierto Placebo abandona el escenario pero las 20.000 personas allí congregadas comenzaban a cantar de nuevo Battle for the Sun y los londinense regresaban al escenario, fue el momento de The Better End o Special K. Los saltos se alargaban otros 40 minutos y las pantallas se apagaban por segunda vez. Pero la gente tenía ganas de más, tantas ganas que la banda salió una tercera vez haciendo enloquecer de nuevo al público fue el momento de Taste in Men. Tras 21 asaltos Placebo abandonaba por última vez y nosotros nos mirábamos aun alucinando con lo que habíamos visto.

Minutos después nos desalojaba la seguridad de la pista del Sportpalais, no sin antes reprender a uno de los componentes del equipo por fumar en una zona no habilitada para ello… Esperemos que haya aprendido la lección.

Salimos del concierto 30 minutos antes de la hora de cierre del metro, nos acercamos al desangelado centro de la ciudad e intentamos encontrar algún lugar donde nos diesen de cenar pasada la medianoche. Encontramos, no sin esfuerzo y muchas indicaciones una pizzería que suponemos que sería el único local del Bélgica abierto a esas horas (para el horario europeo, evidentemente). Cenamos regando nuestros manjares con vino de la casa… los belgas en cervezas son unos expertos pero en vinos dejan bastante que desear, por lo menos en esta ocasión así fue.

Tras la cena fue el momento de reencontrarse con la cerveza de cereza, la de trigo e incluso la de cebada… las horas pasaban y nos llevaban a coincidir con los hombros y mujeres que se dirigían a sus trabajos a lunes por la mañana, decidimos entonces regresar a nuestra morada y de nuevo dormir, no demasiado, pero sí lo suficiente.

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