Estiras el brazo y en el otro lado de la cama hace frío. Se ha ido o es que quizás nunca ha llegado a estar el tiempo suficiente.

No quieres abrir los ojos, sabes que haciéndolo simplemente encontrarás una habitación fría, conoces esa sensación del suelo helado bajo tus pies, sabes que será otra mañana perdida. No los abres, al revés, los aprietas con fuerza, con más fuerza, ciérralos, apriétalos más intentando regresar al último sueño, sea cual sea, da igual, aprieta más, así no es suficiente.

Entre sábanas abres un ojo, bajo la puerta un hilo de luz, has perdido, esta vez has perdido, el último sueño se ha escapado, comienza un nuevo y frío día.

Hace frío, fuera hace frío, lo sabes aunque estés caliente bajo esa manta, lo sabes: fuera hace frío.