Nueve Canciones (Nine Songs)

Escribo esto en el momento exacto de terminar con Nueve Canciones una cinta de Michael Winterbottom y la verdad es que me ha descolocado un...

Escribo esto en el momento exacto de terminar con Nueve Canciones una cinta de Michael Winterbottom y la verdad es que me ha descolocado un poco, no nos vamos a engañar.


Nine Songs es una cinta que nos narra una relación de pareja entre conciertos y sexo (sí, sí, sexo explicito), al margen de la música y del sexo encontramos diálogos improvisados lejos de un guion estructurado y una imagen digital con una cuidada luz natural.

Pero ¿entonces de qué va Nine Songs? Pues no lo tengo del todo claro, sé que Nine Songs nos cuenta el principio, el nudo y el desenlace de una relación que se alarga ocho meses pero también soy consciente que Nine Songs no deja de ser una película porno con una excelente y muy cuidada banda sonora (de ella hablaremos después); y es que hay que reconocer que la trama pasa a la espera de una nueva canción y una nueva postura sexual…

No he entendido la intención de la cinta; si fuese escandalizar conmigo no lo ha conseguido (aquí porque soy un niño fruto de las hambrunas en Somalia en el Telediario y del porno gratuito en internet). Si la intención fuese dotar de poética una película porno pues… no sé, creo que a cualquier imagen le pones una pieza de Nyman bien escogida (como es el caso) y la llenas de lirismo pero para hacer esto no es necesario filmar una peli, simplemente llega con aplicar un poco de lógica para saber como será el resultado.

Y es que Nueve Canciones no es Shortbus, aquí no encontramos sentimientos entre tanto sexo, no encontramos aislamiento, no encontramos tantas cosas, tantos sentimientos, tantos colores, tantos matices como en la película de John Cameron Mitchell. La verdad es que Nine Songs no me ha llegado en absoluto.


Una vez terminada la crítica me gustaría hacer punto y aparte (de hecho lo he hecho) para hablar de la banda sonora de esta cinta. El piano que escucháis no es otro que el del gran Michael Nyman, increíble, bello y quizás con los pianos de Ludovico Eunaudi y Anthony Hegarty (de Anthony and the Jonhsons) un instrumento capaz de crear una película por si mismo. Sobrio, elegante, cargado de emotividad… Nyman está como siempre.

Pero la banda sonora no comienza y termina con Nyman, de hecho comienza y termina con otros: Black Rebel Motorcycle Club. Los californianos abren la cinta pero no son los únicos en aparecer en ella. The Von Bondies, Elbow, Primal Scream, The Dandy Wharhols, Super Furry Animals, Franz Ferdinand y el ya comentado Michael Nyman completan la banda Sonora (como ya he dicho antes Black Rebel Motorcycle Club aparecen tocando dos veces, el primer y el último concierto). Una banda sonora de lo más interesante escogida con muy buen gusto… ¿y si fuese al revés? Si la música no uniese al sexo y fuese el sexo quien uniese a la música ¿qué pasaría?

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