Mad About You

Es tarde y todos duermen ya, mañana es día de trabajo (aunque estemos como Tosar y Bardem los lunes), aprovecho el silencio y me acerco a la...

Es tarde y todos duermen ya, mañana es día de trabajo (aunque estemos como Tosar y Bardem los lunes), aprovecho el silencio y me acerco a la ventana, la ciudad descansa por fin tranquila.

Atrás quedan las sirenas y las alarmas, los niños chillando y los atléticos festejando… ahora la ciudad parece que duerme, tan solo un par de coches atraviesan la calle que hace unas horas parecía una jungla de asfalto. Y es que ahora somos capaces de escuchar nuestros pensamientos, pensamientos que nos transportan a otras ciudades, otros lugares; pensamientos que nos muestran otras caras, otras situaciones… y es que ahora el mundo descansa, la ciudad se toma un respiro y el viento helado recorre sus calles como si de la respiración de un animal salvaje se tratase, rugiendo al girar cada esquina.

Al fondo de la calle suena un motor, uno de miles, una hormiga obrera más en este enorme terrario. Un terrario que te consume a la misma velocidad que a la suela de tus zapatillas, un terrario que te hace sentir minúsculo e insignificante, un terrario en el que te sientes extraño, un terrario lleno de caras, acentos y colores… un terrario en el que a veces el tiempo se escurre como arena entre nuestros dedos y otras en las que parece que el tiempo no ha pasado por ti. Un terrario que se ama y que se odia a partes iguales.

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