Lo sé, quizás haya esperado demasiado para ver Ágora, la verdad no sé muy bien a qué se debía tanta tardanza pero después de ver como Ágora arrasaba en los Goya (se llevó todos los premios técnicos y el de mejor guión) me puse a ello.

Ágora es ficción en un contexto histórico más o menos verídico, lo digo antes de que entre por el blog algún fanático religioso gritando en contra de los parabolianos, o que si Amenábar carga contra el cristianismo; Ágora, como el cine, simplemente trata de entretener, hay quien se entretiene viendo la Guerra de las Galaxias y otros que se entretienen mirando las obras en los solares donde algún día reinaran enormes edificios.

Ágora es una película del corte Amenábar, es decir, rodada con un gusto excelente, cuidada hasta el mínimo detalle pero Ágora, sin ser la mejor película de Amenábar, es la más ambiciosa que ha rodado hasta el momento; Ágora es monumental, grandiosa, bien tejida, una cinta en la que Amenábar es capaz de tejer una interesante red entre política, ciencia y religión (e incluso historia).

Ágora no se hace larga pese a sus más de 125 minutos, evidentemente no todos los momentos son magistrales (si no hablaríamos de una obra de arte y no de una buena película) pero probablemente sí sea visualmente la película las espectacular de Amenabar (el presupuesto está claro que ayudaba y los premios obtenidos así lo refrendan). La ambientación está estudiada minuciosamente pero no aburre al espectador con multitud de datos superfluos para el espectador (cosa que se agradece).

Rachel Weizs da vida a Hipatia de Alejandría, personaje central de trama y lo hace con buena nota aunque quizás más por la magnética mirada de la actriz que por sus dotes interpretativas. Y es que Hipatia es el único personaje de la cinta, el resto simplemente se relaciona con Hipatia, sí, entran en la trama, pero Hipatia es la razón y la ciencia que es básicamente de lo que trata esta cinta: de ciencia.

Está claro que Ágora es una película “difícil”, no se ve con un cubo de palomitas y de risas con los amiguetes, Ágora necesita algo más de atención y quizás esto ha sido lo que le ha acarreado esas críticas desfavorables. Terminaré diciendo que Ágora me parece una gran película, con un claro sello Amenábar (tanto para lo bueno, como para lo malo), una película totalmente diferente en el panorama cinematográfico español y altamente recomendable.

Por cierto, me hizo realmente gracia la conversación entre parabolanos y paganos:

- - ¿Dónde está ahora vuestro dios carpintero? – pregunta un pagano

- - Construyendo un ataúd para vosotros – replicó el parabolano

Mordiente el paraboliano, sí señor.