María Antonieta (Marie-Antoinette)

¿A quién le interesa la vida de una niña echa princesa que terminó guillotinada en medio de una revolución? Pues la verdad es que no a demas...


¿A quién le interesa la vida de una niña echa princesa que terminó guillotinada en medio de una revolución? Pues la verdad es que no a demasiada gente pero sí, alguien pensó: “haré una gran cinta sobre esta chiquilla”, ese alguien responde al nombre de Sofía, Sofía Coppola; directora de culto para miles de personas, snob niña de papá para otro tanto. Y no nos escondamos: yo pertenezco a los primeros.

Y lo hago porque Las Vírgenes Suicidas me encantaron y porque en Lost in Translation me enamoré por partida doble: de Tokio y de Scarlett Johansson (conservo el amor por Tokio, por Johansson, no os engañaré, nuestra relación se ha ido enfriando). Llegó entonces María Antonieta, biopic de la mujer de Luis XVI, de una niña obligada a reinar y a salvar a dos países de una guerra, una vida que ha interesado a otra princesa: a la del cine.

¡¡¡Uf!!! ¿Es María Antonieta una buena película? Pues no, no lo creo; es insípida, sosa y en todo momento piensas: “le falta algo”, algo chirría y no funciona ¿Es entonces María Antonieta un bodrio de casi dos horas? Pues tampoco; el color, la música, Kirsten Dunst, unas converse en un armario… no, no lo permiten. Es deslumbrante pero trivial, tan abrumadora como aburrida…

María Antonieta huele a Sex in Versalles, a hedonismo, huele más a forma que a fondo (porque el segundo ni existe). Muchos critican a esta cinta por ser un gran videoclip de MTV con imágenes propias de las Amistades Peligrosas (hablo de la peli de Stephen Frears, no de Alberto Comesaña y sus calcetines blancos) yo no soy tan duro, considero que Sofía Coppola ha tomado una historia con poca chicha pero que ha sido fiel a su estilo (¿lo queréis llamar snob y elitista? Me da igual a mí me gusta y mucho) por todo ello he decido que María Antonieta se merece:


Por cierto, sobre el estilo Coppola: lo fácil hubiese sido ver rodar la cabeza rubicunda de la señorita Dunst pero Sofía Coppola marca la decadencia del hedonismo francés con una clase magistral de elegancia: mostrando el dormitorio del matrimonio tras la revuelta, convertido en una habitación de postguerra y no en un palacio de lujo. Por eso, por la fidelidad a un estilo propio que considero muy atractivo María Antonieta se lleva dos gatitos.

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