Pues Yo Conozco un Garito...

Nos situamos como dos extraños en la gran ciudad perdidos en la noche del jueves, tras unos pinchos comienzan los problemas y las indecision...

Nos situamos como dos extraños en la gran ciudad perdidos en la noche del jueves, tras unos pinchos comienzan los problemas y las indecisiones; demasiado temprano para los locales que conoces, demasiado cansados para irse de fiesta, demasiado temprano para volver a casa, demasiadas ganas de aprovechar esta noche en la gran ciudad…. “Pues yo conozco un garito de blues, …, no sé si te gustará pero creo que sí. Vamos”, y comenzamos a caminar por las calles llenas de turistas.

En mi paseo hacia ninguna parte contemplo los edificios iluminados en la noche, piso esos adoquines que han visto a reyes, reinas y regentas, esos adoquines que pasaron de villa a capital del reino; fachadas antiguas, neones mitificados; miles de voces extrañas y ese binomio tan raro entre prisa y tranquilidad… Minutos más tarde escuchaba a alguien decir “es aquí, entremos”.

Tras la puerta las escaleras y música de fondo, música que se hacía más intensa a medida que descendíamos por aquellas escaleras de madera. Y desembarcamos en una pequeña cueva donde la gente, sentada o de pie escucha con suma atención aquella música que conseguía, de manera hipnótica, que nuestras cabezas danzasen.

A los pocos minutos terminaba la primera sesión, movimiento en el local, unos llegan, otros visitan la barra o el excusado, nosotros: logramos sitio (sitio y pipas). Conversaciones y charlas: que si futuros conciertos, que si pasados jefes, que vente a vivir, que ven a vivir tú conmigo… comenzaba el segundo pase.

No sé si es la piedra o la música o la mezcla de ambas pero hay algo allí que te hace sentir como en casa, donde parece que por un momento el tiempo se para y tan solo te apetece escuchar música y acompañarla de las sonrisas de la compañía. Sin duda, un local peculiar y diferente.

Un par (o tres) horas más tarde, con el concierto terminado, abandonábamos el local oliendo mucho a humo, un par (o algo más) de euros más pobres pero contentos… habíamos escuchado buena música, habíamos hecho mil castillos y teníamos toda la madrugada por delante pero eso, eso ya es otra historia.

Ah ¿qué como se llama? Ssshhh, no te lo digo, mejor vamos y nos tomamos una cerveza ;)

pd.: pido perdón por la calidad de las fotos, pero me olvidé la cámara en casa y he tenido que tirar de móvil.

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