Un Acto de Contrición

Cuando era pequeño (y quizás no tanto) yo iba a catequesis, no por dios o por la comunión si no porque me sentía cómodo entre aquel grupo de...

Cuando era pequeño (y quizás no tanto) yo iba a catequesis, no por dios o por la comunión si no porque me sentía cómodo entre aquel grupo de chavales (y chavalas, los curas no nos separaban por sexos). Pero aquel grupo se rompió, de golpe, de un día a otro, sin ningún motivo ni explicación… hoy nos cruzamos por la calle y levantamos nuestras cabezas para saludarnos y poco más, quizás con alguno el típico “¿Cómo te va la vida?” más por educación que por devoción.

Pero recuerdo algo de aquellos tiempos, recuerdo por ejemplo que eran importantes los actos de contrición en los que nosotros, pecadores (siempre pecadores, oye, nunca buenos chicos) debemos reflexionar y pedir perdón… hoy hago lo mismo con el blog aunque eso sí, no pienso pedir perdón por lo que escribo (si quizás por como lo hago, porque a veces me luzco…).

Me comentaban hace unas semanas en una comida que mi blog apenas era personal, que sí, que actualizo todos los días pero que cuento poco de mi vida o de mis días, al contrario de lo que hacían los otros bloggers con los que compartía mesa. Sin fijarme demasiado ya puedo darles la razón, hay muy pocas entradas personales y las pocas que hay están bastante bien disfrazadas.

Hubo un tiempo, cuando teníamos la Recomendación Musical Diaria, en el que ciertas personas sabían cómo me encontraba al leer las dos frases previas que acompañaban a la recomendación… pero esa época duró lo que duró (un año creo) y sí se hizo más difícil saber por el blog como estoy.

Ahora, de vez en cuando, publico relatos (muchos de los que escribo jamás verán la luz en este blog) los cuales pueden tener una mayor o una menor carga personal (quienes los saben leer, muchas veces, sin necesidad de decírselo, saben de qué hablo perfectamente) y es que ampliando la reflexión tiendo a escribir cuando algo ronda esta cabeza cargada de pájaros que tengo, o cuando estoy triste (cuando uno está triste o dolido escribe mucho mejor, quizás porque deja de escribir con la cabeza para hacerlo con las tripas)… que pena tan grande, que desconsolado estoy… porque sé que cuando estoy bien, estoy de cañas por ahí, haciendo mil planes, organizando mil proyectos (que nunca llevaré a cabo) y no pensando en la siguiente entrada o pensando “esto lo tengo que escribir en el blog”…

Este blog, como el cine, no deja de ser una válvula de escape por la que huir, una válvula en la que vivir vidas que no son la mía, que nunca la será, que quizás me gustase que lo fueran o que quizás jamás me gustase vivir… no sé, esto tan solo es un acto de contrición o una paranoia por escrito…

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