He tardado en publicar la crítica/crónica de Alicia en el País de la Maravillas pero os puedo asegurar que era una de las películas que más me apetecía ver en los últimos tiempos… evidentemente no soy tan groupie para ir al cine al estreno (los que me conocéis sabéis que las aglomeraciones de gente “excitada” no me gustan demasiado) así que espere un par de días para ver esta cinta… y aquí surge el primer “problema”: “no vayas a verla en 3D, no merece la pena”… vale, la primera vez que te lo dicen no haces demasiado caso, la segunda bueno y a la quinta (de personas que nada tienen que ver entre ellas) decides hacerles caso.

Me dirigí al cine para ver la cinta en 2D, vamos, como toda la vida… la verdad es que esta cinta me había ganado antes de entrar en la sala: Burton, Deep, Helena Bonham Carter… sonaba a 10 y aquí el segundo problema: cuando imaginas el 10, quieres el 10… si al final tan solo es un 9, un 8, un… pero no un 10… pues te vas con un regusto de no 10 (esto no implica que Alicia en el País de las Maravillas sea una mala cinta aunque no, no es un 10).

Y es que Burton tiene bula, obras maestras y obras menores y quizás Alicia se englobe en estas últimas; parece que el director se ha dedicado a plasmar su iconografía y a sentarse a recoger la marabunta de beneficios que tan solo su nombre (y el de sus actores fetiche: Deep y Bonham Carter) genera. Agradezco no haber ido a la sesión 3D, todos aquellos que la han visto me dicen que simplemente ha sido una idea para recaudar más y que no aporta nada a la historia ni a la estética burtonina.

Continuemos con la cinta; es impecable en el resto de apartados, los actores están más que correctos (aunque yo siga prefiriendo al Deep Manostijeras que al Deep Pirata que encontramos aquí) con la excepción de Anne Hathaway… lo siento, me parece insufrible.

Alicia en el País de la Maravillas es ese Tim Burton con su fábrica de chocolate, con sus cancioncitas y sus bailecillos; un sí pero con algo de no.