¿Cómo definir Zenitram? La verdad es que es realmente difícil ya que se trata de una película realmente atípica.

Zenitram está ambientada en un futuro cercano (alrededor del 2050) donde el agua escasea en Argentina y una compañía ostenta el monopolio de la misma; el agua, como en otras tantas cintas, es el bien más preciado que existe fruto del cambio climático que estamos viviendo.

Mientras orina, a Rubén Martínez (Zenitram es Martínez al revés), se le acerca un profeta que le lee el futuro y le dice que tiene poderes, Rubén en un “alarde” de buen gusto se toca lo que Michel le tocaba a Valderrama y se transforma en ese momento en Zenitram… Cuento esto para que veías el nivel de tan maño atentado contra la razón humana.

El resto de la cinta continúa más o menos igual, Zenitram cocainómano gritando contra una Argentina que devora a sus ídolos, véase: Perón, el Che, Maradona… (le ha faltado decir Calamaro), y teniendo que marchar a Miami a una clínica de rehabilitación para superhéroes… para más tarde regresar a salvar a Argentina… todo ello volando sobre un fondo croma y embutido en un traje ridículo pero con los colores de Boca Juniors…

La heroína de esta cinta (y no, esta vez no me refiero a droga) es Verónica Sánchez que se afana en demostrar que para ella no existe vida después de Los Serrano, si ya su actuación en 13 Rosas fue discreta en esta cinta es deleznable. Pero me duele ver a Jordi Mollá, un actor como la copa de un pino, en tan burda patraña: ¡vuelve Jordi! ¡vuelve!

Lo dicho Zenitram es una parodia argentina del cine de superhéroes, que si se toma como pastiche puede incluso producir gracia pero si se toma como película lo que produce son arcadas. Zenitram es serie Z en el sentido peyorativo (inciso: Rosa Diez eres gilipollas, fin del inciso) de la serie.