Breaking And Entering

El inglés Anthony Minghella saltó a la fama mundial a mediado de los años 90 por su historia de El Paciente Inglés y tras su exitoso debut ...

El inglés Anthony Minghella saltó a la fama mundial a mediado de los años 90 por su historia de El Paciente Inglés y tras su exitoso debut con Truly, Madly, Deeply (de la que un día tendremos que hablar); las historias que Minghella nos contó a lo largo de su vida siempre han sido íntimas y elegantes, hoy, con Breaking And Entering no pierde esa línea pero sin duda la acerca más al espectador.


Breaking And Entering es una película muy cercana al espectador y con unos actores que disfrutan interpretando sus papeles y esto trasciende más allá de la pantalla, convirtiendo a la cinta en una historia fácil de ver donde el espectador se siente cómodo.

Una cinta que nos habla de marginación, de la incomunicación y de la soledad. Una cinta que habla de la ruptura familiar (da igual que sea en una Bosnia en guerra o en una Suecia, sociedad del bienestar). Pero se queda a medio camino entre el melodrama y la crítica social, evidentemente Minghella nunca fue Ken Loach.

El mayor problema de Breaking And Entering es que en ciertos momentos no define demasiado bien las cosas, por ejemplo, la relación entre Will (Jude Law) y Liv (Robin Wright Penn) o no las finaliza como la historia de Sandy y la limpiadora. Estos detalles, estos cabos sin atar convierten a Breaking And Entering en un historia interesante pero simplemente eso interesante cuando los mimbres con los que se teje (dirección, reparto…) podrían haberla convertido en una gran película que rompiese la barrera de su escasa distribución.

Breaking And Entering es cine, cine de verdad, quizás con más forma que fondo, pero repito: cine de verdad.

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