Cuando me hice con Mal Gesto sabía ya que se trataba de una película israelí, por lo tanto suponía la carga religiosa-política (el binomio en el oriente medio es difícil de separar) que podía portar esta cinta… sabía además que esta cinta había sido premiada en el Festival de Cine Internacional de Haifa y que había obtenido buenas críticas en el de San Sebastián. Pero el problema surge en los primeros minutos, que si Día Conmemorativo del Holocausto y todos petrificados como estatuas, que si el Día de… la verdad es que para eso no estaba preparado.

Mal Gesto se antoja para mí como una cinta extraña, ya no por la historia, pero sí por todo lo que la rodea, por el tempo a la hora de contarla… por demasiadas cosas. Incluso me ha dado la sensación de tener un sentido del humor (si la veis ya me contareis si el final no es como mínimo interesante) un tanto extraño.

Mal Gesto peca de confusa muchas veces, quizás, como ya he dicho, por la “descarga” de información sobre la cultura hebreo que recibimos en todo momento. Pero, aunque no me gustase, reconozco que está bien tratada; en todo momento vivimos la misma tensión (más por el agobio que por la acción) que vive el protagonista de Mal Gesto.

Mal Gesto puede ser interesante, la denuncia de la corrupción y todo eso… pero a mí no me ha llegado en ningún momento. Lo siento.