El argumento es la historia de una venganza, de la vuelta de Sweeney Todd (otrora Benjamin Baker) a Londres, lugar donde le arrebataron su libertad y a su familia. Una historia de venganza al estilo Burton: oscura, sangrienta y sobre todo enfermiza.

Sí, Sweeny Todd es enfermiza, por sus escenarios lúgubres y rancios, por su estética marcada por los tonos grises y negros, por el halo de maldad que lo impregna todo. Y es que estéticamente tanto Johnny Deep como la fabulosa Helena Bonham Carter están sensacionales… pero lo admito, no soy objetivo, ambos son mi debilidad (y creo que la de Burton también).

Entonces ¿por qué no me ha llegado la cinta? Pues quizás porque es un musical y aunque las canciones están muy bien insertadas no logro tomarle el punto a este estilo. Y es que una fotografía increíble, una estética impresionante, unos actores inconmensurables, unos decorados impresionante, una historia más que interesante no llegan para obrar el milagro… la sensación final es decepcionante (y mira que me duele reconocerlo).

Sweeny Todd no es una mala película pero no llega a la altura de otras cintas del genial Burton. Tan solo espero que Alicia en el País de las Maravillas me quite el mal sabor de boca que Sweeney Todd me ha dejado.