Chelsea Hotel

Hace unos días la bloggera Alury escribía un post sobre lo que ella (y mucha gente) denomina la Maldición de los 27 , para mí es tan solo un...

Hace unos días la bloggera Alury escribía un post sobre lo que ella (y mucha gente) denomina la Maldición de los 27, para mí es tan solo una serie de coincidencias en la que juega un papel muy importante el coqueteo con las drogas de muchos artistas de (principalmente) los 60.

En dicho post se hablaba de Janis Joplin y de cómo apareció muerta, de las conspiraciones para asesinarla o/y de la sobredosis que la mató; más adelante en los comentarios yo preguntaba quien mataría a una mujer que hace las mejores mamadas (papá, siento ponerme tan soez) del mundo; este comentario, evidentemente, no lo he hecho yo si no un coetáneo de Janis Joplin que ha llegado a nuestro días: Leonard Cohen.


Cuenta la leyenda que una noche, hospedado Cohen en el Chelsea Hotel situado en la calle 23 entre la 7ª y la 8ª, tomó un ascensor en busca de Brigitte Bardot para pasar una lujuriosa noche con ella, pero que nunca la encontró. En su lugar, en el de la francesa, se colocó Janis Joplin y así lo recordaba Cohen en su canción Chelsea Hotel.

El Chelsea Hotel fue levantado en 1884 y fue el edifico más alto de Nueva York en su tiempo, un tiempo en el que aun no se soñaban Torres Gemelas y mucho menos 11-S posteriores. El Chelsea Hotel fue creado por un conglomerado de familias adineradas pero se convirtió en hotel en 1905 fraccionando las habitaciones y salones del anterior edificio de las maneras más extrañas posibles consiguiendo así que ninguna habitación fuese igual a otra.

Desde ese momento y debido al aire bohemio del barrio el Chelsea Hotel se convirtió en centro de la intelectualidad (no solo musical) del momento, así lo rezan sus placas de bienvenida que recuerda a famosos escritores que por allí pasaron: Mark Twain, el poeta Dylan Thomas, Arthur Miller… incluso Sara Bernhardt instaló allí un féretro donde dormía cada día.

Pero con el crack de la bolsa del 29 se produjo la segunda bancarrota del hotel que tuvo que cerrar sus puertas hasta que en la década de los 30 pasó a propiedad de la Marina Mercante la cual lo traspasaría en el 39 a propiedad de David Bard. Fue el momento de la beat generation.


Pero sin duda la época más legendaria del Chelsea Hotel fueron los 60; allí llegó Arthur Miller tras romper con Marilyn y allí escribió sus obras After the Fall e Incident at Vichy. Pero esto no fue lo único que se escribió en el Chelsea Hotel, Arthur Clarke hacía lo propio con el guión de 2001, Una Odisea en el Espacio mientras en la habitación contigua Bob Dylan componía Sad Eyed Lady of the Lowlands.

Eran los tiempos en los que Joplin pasaba la noche con Cohen, en los que Jimi Hendrix tocaba su guitarra tan alto que hacía vibran las paredes de su habitación; en los que Andy Warhol retrataba a travestís… sí, era el lugar de moda.

Y es que ya lo dijo Pete Hammill (quien vivió en el Chelsea dos años): “en los treinta radicales; marineros ingleses en los cuarenta; los beats en los cincuenta, hippies en los sesenta y decadentes en los setenta”.

Iggy Pop, Patti Smith, Dee Dee Ramone… todos pasaron por allí; allí Sid Vicious fue arrestado por el asesinato de Nancy Spungen, quien fue encontrada en ropa interior sobre un charco de sangre en el baño de la habitación que compartía con Vicious en el Chelsea Hotel pero que nunca se pudo aclarar debido a la falta de pruebas que incriminasen al bajista de los Sex Pistols.

Con el paso de los años llegaron nuevos huéspedes, no menos glamurosos pero sí quizás rodeados de menos leyendas; Ryan Adams le dedicó Chelsea Hotel Nights, Milos Forman, Rufus Wainwright, Uma Thurman… Sin duda, el Chelsea Hotel es más que un hotel, es un templo para mitómanos.


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