Recuerdo aquella madrugada cuando los estados de los contactos del facebook comenzaron a cambiar, y es que la noticia corrió como un reguero de pólvora: Andrés Montes había muerto. Hoy se cumple un año de ese día.

Montes fue una persona que no dejó indiferente a nadie, algunos eran apasionados del estilo Montes, otros en cambio lo odiaban. Yo me sitúo en un punto medio ya que para mí Montes se divide en dos: antes y después del fútbol.

El Andrés Montes anterior al fútbol es la voz de la NBA para la gente de mi edad (y generaciones posteriores); recuerdo como me emocioné cuando España ganó el Mundobasket, Montes, en ese momento ya sin Daimiel, era la voz de esa selección.

Pero antes del Mundobasket, de Itu y de LaSexta, incluso antes de Daimiel recuerdo a Montes; es raro, no sé demasiado bien por qué pero recuerdo el plató de Generación Plus, un pequeño espacio de baloncesto en Canal+ (en abierto) que Andrés Montes conducía acompañado por Epi. Eran los noventa (finales).

Después Montes explotó narrando NBA, acompañado por Antoni Daimiel. Ambos se convirtieron en el mejor dúo de baloncesto, eran como Don Quijote y Sancho Gracia, solo que esta vez Sancho era el alocado líder y el Quijote Daimiel daba tranquilidad y sabiduría al grupo... sin duda formaron una grandiosa pareja de comentaristas.

En eso momento Montes se convirtió en el icono de la NBA en España y es que ¿quién no se acuerda de Lentejita Boykins? ¿y de ¡qué bueno eres McGrady!? Han pasado años desde aquello pero esas frases se siguen escuchando en las tertulias baloncestísticas de una generación y es probable que jamás desaparezcan porque aunque pasen los años y no nos guste Felipe Reyes siempre será Espartaco.

Tras el basket llegó el fútbol, Salinas y el tiki-taka... aunque el estilo se mantenía no era el mismo Montes; la verdad es que nunca le cogí el punto al Montes futbolero. Y es que está claro que no se puede ser bueno en todo... y Montes narrando fútbol, no lo era.

Cuando me enteré que Montes no era renovado en LaSexta surgió en mí la vana esperanza de escucharlo de nuevo al lado de Daimiel narrando baloncesto pero días después Montes fallecía y con su muerte se escapaba es esperanza.

Un año después me pregunto qué pensará mi ahijado cuando me escucha llamarlo ¡¡¡jugón!!! al estilo Montes o cuando en medio de un partido de baloncesto todos los que le rodean se levantan con tres dedos en alto gritando "¡¡¡ratata-tata, triiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiipleeeeeeeeee!!!".