Cada mañana cuando me levanto la veo o mejor dicho, me ven pasar por el salón quienes visitan su torre pero hasta hace un par de días nos habíamos fijado demasiado en ella.

Hablamos de la Iglesia de la Concepción o Iglesia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción, la iglesia más antigua de la isla que ahora nos tiene como vecinos pero, como es lógico, lleva muchos años más aquí que nosotros. De hecho, se supone, que la primera vez que se construyó el almanaque marcaba 1496 y digo que “se supone” porque en la actualidad no quedan restos de esta construcción.

La segunda fase de esta iglesia data ya de 1515 cuando el cabildo cursa la solicitud de reedificación, reconstrucción y ampliación del templo. Y aquí empieza una batalla desconocida hasta hace unos minutos para mí: aunque reciben respuesta positiva, el Adelantado Fernández de Lugo se opone a la construcción de la iglesia ya que sus intereses personales estaban puestos en Villa de Abajo, tras diversas lizas, en 1558 la iglesia se erige con la distribución actual (vamos, la que vemos desde el balcón cada mañana). La distribución (tres naves separadas por columnas) se ha conservado pero la iglesia ha crecido a lo largo de los años, por ejemplo, durante la rehabilitación del siglo XVII se aprovechó para ampliar la capilla mayor.

Ahora podría hacer bastante demagogia sobre la manera de construir por estas tierras pero solo diré que la iglesia durante el siglo XVIII fue ampliada y derribada en diferentes momentos y por diferentes lugares. ¿Por qué tanta ampliación/derribo? Pues la respuesta es fácil (y está constatada en las crónicas): el mal cálculo de las estructuras y sobre todo la pésima calidad de los elementos utilizados en la construcción. Por lo tanto, la Iglesia de la Concepción no tiene unas fechas exactas de construcción actual y se trata de un conglomerado de edificaciones de diversas épocas que no guardan una unidad en su construcción.

Hoy podemos apreciar cantos, marcos y ventanas típicamente canarias, con piedra del país y paramentos “endebles”. Con dos puertas laterales de acceso (una de ellas, la de la plaza de la Concepción del siglo XVI). Pero lo que sobre todo llama la atención a los visitantes de la iglesia es su torre de planta cuadrada y que sirve como campanario (que nos despierta todos los días a las 8 de la mañana y nos recuerda los cuartos y las medias), una torre que data de 1577 y que se ha reedificado en diversas ocasiones (sí, se ha derribado y vuelto a edificar) como en 1630 y en 1694 y que más tarde se ha transformado.

La torre, a diferencia de la iglesia, está realizada en cantería de cubos prismáticos y techada con una composición poligonal sin terminar. Desde principios de este año la visita a la torre cuesta un euro y dicen que desde ella se puede apreciar una bonita panorámica de la ciudad universitaria (vamos, la misma que desde nuestra azotea) pero bueno, seguro que al final terminamos subiendo a la torre como buenos godos visitantes.

En la actualidad las Iglesia de la Concepción hace funciones de catedral de la diócesis de Tenerife por la (necesaria) restauración de la catedral de San Cristóbal de la Laguna.