Se cumplen hoy 5 años de la muerte del quinto Beatle: George Best, un jugador que marcó una época pero que sobre todo disfrutó la vida que le tocó vivir.
Los que me conocéis sabéis que no soy un gran aficionado al futbol pero en ocasiones aparecen personajes magnéticos que sobrepasan su propio mundo y se convierten en elementos universales. Uno de ellos sin duda fue George Best, quizás uno de las primeras superestrellas tal y como las conocemos hoy.
George nació en Belfast y comenzó a jugar al rugby aunque pronto cambió de deporte y se puso a darle patadas al balón; su evolución como jugador (y su reconocimiento) fueron meteóricos: a los 17 años ya había debutado con la selección absoluta de Irlanda del Norte y con el Mancherter United en la Premier Inglesa. Con 22 años su palmarés ya contaba con dos ligas pero sobre todo con una Copa de Europa (la primera del United) en la que el bueno de George rompía el empate a 1 con el que comenzaba la prórroga; ese mismo año recibiría la Bota de Oro concedida por la revista France Football. Fue sin duda el mejor momento de George Best y por decirlo en cierta manera, aquí terminó el jugador pero comenzó la leyenda.
Comenzó la leyenda de aquel talentoso jugador que alternaba con espectaculares modelos, que vivía de noche, que bebía y consumía... Best se convirtió en un ídolo de masas que hacía lo que todos querían hacer pero nadie se atrevía (o podía): era arrogante, era un mujeriego, era un vividor, era George Best.
Suyas son frases como “en 1969 dejé las mujeres y el alcohol; fueron los peores 20 minutos de mi vida” o “he gastado mucho dinero en mujeres, coches y alcohol… el resto lo he derrochado”, Best era un jugón ante los micros también, jamás se mordió la lengua.
Evidentemente, el ritmo de vida de Best mermó su aspecto físico y con ello su rendimiento en el terreno de juego lo que derivó en la salida del Manchester y un periplo por varios equipos, jugó en Estados Unidos y tuvo un pequeño resurgimiento en el Fulham… sí, nunca volvió a su nivel con el Manchester pero siempre regaló perlas por allí por donde pasó.
George Best nunca jugó una Eurocopa o un Mundial, defendía los colores de Irlanda del Norte donde tuvo que conformarse con metas individuales: la calidad de los compañeros de Best no era suficiente para lograr grandes metas.
En el año 2000 Best fue ingresado de urgencia debido a problemas derivados de la bebida, su hígado se resentía hasta tal punto que en 2002 recibió un trasplante; neumonías y demás achaques que terminaron en una hemorragia interna tal día como hoy hace cinco años que ponía fin a una vida de un talento tan desmesurado como sus excesos. Días antes de su muerte, George Best llamó al News of the World y pidió que publicaran una foto suya mostrando se estado acompañándola por la siguiente frase “No muera como yo” ¿fue la redención de un excéntrico? Fuera como fuese nadie olvidará nunca a este hombre de pelo largo y geniales patillas.
3 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?