Una de Fantasmas: el Palacio de Lercaro

Y seguimos paseando por San Cristóbal de la Laguna; como he dicho, se trata de una ciudad universitaria de ello podéis deducir que las noche...

Y seguimos paseando por San Cristóbal de la Laguna; como he dicho, se trata de una ciudad universitaria de ello podéis deducir que las noches son, como mínimo, interesante. Sí, es verdad, pero van mucho más allá de vinos, cervezas y tapas ya que en La Laguna nos podemos encontrar un fantasma cualquier noche.

El actual Museo de Historia de Tenerife, situado en el Palacio de Lercaro (en la zona histórica de La Laguna); un edificio que data finales del siglo XVI y que fue residencia del escribano público Gaspar Justiniano padre de diversas hijas, una de ella llamada Catalina, quien contraería matrimonio con el Teniente General de Tenerife: Francisco Lercaro de León.


En ese momento Justiniano decide derribar el edificio familiar y levantar el ahora conocido como Palacio de Lercaro; un edificio que más tarde se convirtió en una carpintería, un albergue militar, el anexo de la Facultad de Filosofía y Letras… vamos, que el Palacio de Lercaro ha vivido de todo hasta que cayó en el abandono.

En el 76 (1976) el cabildo de Tenerife decide convertirlo en el Museo de Historia, el cual se abrió definitivamente al público en 1993.

Pero volvamos al tema principal de este post: una historia de fantasmas.

Al parecer el matrimonio Lercaro tiene una hija, de nombre Catalina, a quien casa con uno de sus amigos, un adinerado hombre de avanzada edad que según cuentan las malas lenguas se dedicaba al tráfico de esclavos.


Como estaréis pensando la joven Catalina estaba totalmente en contra de su casamiento con el típico tirano de cuento y el mismo día de su boda decide quitarse la vida arrojándose a un pozo situado en el patio trasero de la casa.

Lo lógico sería decir que por los pasillos del Palacio vaga ahora el espíritu de la joven Catalina en busca de su redención pero no es del todo así; la familia Lercaro pidió un entierro católico de la joven, cosa que se le negó ya que la joven se había suicidado y eso no podía ser tolerable.

Entonces los Lercaro decidieron que Catalina fuese enterrada en uno de los patios de la propia casa y es ahí cuando comienzan los fenómenos extraños en la residencia de los Lercaro; se comenzaron a ver sombras y a escuchar ruidos, incluso alguna de las doncellas llegó a ver a la propia Catalina recostada en un lecho, cuentan también que el agua del pozo donde se arrojó la joven se tiñó de rojo.
Los rumores sobre estos sucesos y la vergüenza familiar por la no celebración de la boda terminó con el abandono de la ciudad por parte de la familia Lercaro (quienes se trasladaron a vivir a La Orotava).

Vale, hasta aquí la leyenda. Pero hace un par de semanas, tomándonos unas cervezas alguien me contó esta historia, nos reímos y decidí escribir este post; al buscar información me llamó la atención un comentario que escuché “el cabildo no nos deja hacer comentarios sobre este tema”, ¿perdón? Que yo me entere: las autoridades no dejan hablar de cosas que suceden en el palacio, he creído entender… seguimos preguntando: sí, he entendido bien.

Me he enterado que los guardias de seguridad del turno de noche no hacen su runda por una parte muy determinada del palacio ya que “ocurren cosas raras” y que Iker Jiménez ha pasado por aquí a grabar uno de sus programas de la nave del misterio. Dicen que siempre se escuchan pasos desde la sección VI hasta la vitrina que alberga la imagen de Cristo. Puertas que se cierran y se pasa la llave por dentro de las mismas en una habitación vacía… o puertas que se abren todas a la vez en un pasillo totalmente despoblado… alteraciones de temperatura a la vez que se eriza el vello del cuerpo… vamos, como bien dicen: cosas raras.

Lo más probable es que los exceptivos no os lo creáis pero de lo que no hay duda es que durante las obras de rehabilitación del edificio se encontraron los restos de tres personas enterradas cerca de la puerta principal… ¿visitamos el Palacio de Lercaro?

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