Silent Hill
17:08:00
Consideraba que vivía con compañeros de piso normales hasta que una buena tarde Jordi me recomendó Silent Hill, me contaba que era quizás su película favorita, que la había visto infinidad de veces (entendamos por “infinidad de veces” tres o más). Me convenció y me hice con ella, de hecho, creo que el propio Jordi me la pasó.
Después de haberla visto ¿qué decir? La verdad es que esta crítica se me antoja harto complicada.
He de decir que nunca he jugado a Silent Hill, porque sí, Silent Hill es una nueva adaptación al cine de un videojuego, por lo tanto de antemano desconocía sus personajes, su historia y esa atmosfera tan al borde del terror (ojo, Silent Hill no es una cinta de terror); cuenta los entendidos que quizás sea la mejor adaptación al cine de un videojuego, la verdad es que esto no os lo puedo decir. Por lo tanto, yo califico la cinta como si de simple cine se tratase.
Pues bien Silent Hill es una visión de una madre luchadora tipo Belén Esteban, vamos, por mi hija mato! Pues esto es lo que sucede cuando una madre quiere conocer el motivo de las pesadillas de su hija (adoptada, por cierto). Pues eso zombies, no muertos (ojito a la escena del pasillo donde la legión de muertos parecen unas bailarinas de Lady Gaga) y todo ese rollo para terminar hablando con el diablo y clamando venganza.
Puedo aceptar que la belleza visual de Silent Hill es notable, que sí, que son monstruos pero monstruos estilosos; que la música ha sido cuidada (de hecho me han dicho que es la misma que la del propio videojuego) pero es que sucede lo siguiente: escucho hablar a los protagonistas y a medida que avanza la cinta los entiendo menos, parece que terminan diciendo palabras sin significado y simplemente repiten un guión tan cargado de giros metafóricos que nos conduce a un laberinto del que no somos capaces de salir.
Angustiante, gélida, aburrida y extraña, Silent Hill no me ha convencido aunque me ha avisado: Jordi, te absuelvo de tus pecados, antes de que sea demasiado tarde y decidas aniquilarnos.
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