El Baloncesto según un Godo (II)

Los que habéis llevado un equipo de base sois conscientes de la lucha que hay con el jugador: cumpleaños, fiestas, escapadas al pueblo, dive...

Los que habéis llevado un equipo de base sois conscientes de la lucha que hay con el jugador: cumpleaños, fiestas, escapadas al pueblo, diversas actividades extraescolares… aquí además hemos de sumar la playa y es que por ejemplo, ahora mismo me encuentro escribiendo este post mientras tomo el sol en manga corta entre dos sesiones de dos equipos diferentes. Es constante la lucha con la playa y con el calor.

A esta lucha le debemos sumar la poca (o nula) implicación de los padres, aquí aunque el baloncesto sea una actividad profesional las familias lo ven como una actividad extraescolar (en la mayoría de los colegios) y eso influye en como sus retoños se toman el deporte; en cierto momentos me transformo en el abuelo batallas y recuerdo con añoranza como muchos de los jugadores que he entrenado en Galiza priorizan el baloncesto sobre miles de cosas, entrenar era igual a trabajar, disfrutar y mejorar probablemente no todos fuesen así y mi selectiva memoria haya eliminado los que eran como aquí jugadores-sociales.

Este problema se da sin duda más en infantiles (entreno equipos de varias categorías) donde la involucración es escasa. Además me doy cuenta en esta categoría que hay una figura del baloncesto (como hasta ahora lo conocía) que falta, es la del jugador gregario, ese jugador que conoce sus limitaciones pero que no falta a ningún entrenamiento y que en los partidos intenta aprovechar los pocos minutos de los que disfruta, aquí tal figura no existe. En cambio existe otro tipo de jugador, un jugador capaz de decantar los partidos por si mismo, y es que aquí los jugadores (en cualquier categoría) gozan de mucha más libertad ya que los entrenadores no son tan estrictos con sus sistemas; de hecho, si te sientas en una grada, por la manera de jugar del equipo podrás adivinar si el entrenador es isleño o peninsular (o que ha entrenado varios años en la península).

He de reconocer que una vez llegados a categoría juvenil esto cambia bastante. Sin miedo puedo decir que el junior es el equipo que menores beneficios económicos me reporta pero que actualmente más me ilusiona; algunos pensareis que se debe a sus resultados pero para nada, la verdad es que este equipo pertenece a la zona media-baja de la tabla pero las ganas y el compromiso de los jugadores consiguen llenarme mucho más que otro equipo que llevo, que aunque tenga mejores resultados y me reporte más ingresos, el compromiso de las jugadoras es mucho menor (por no decir inexistente en muchos casos).

Y es que tras más de tres meses en unos banquillos tan lejanos me he dado cuenta que el baloncesto es como las personas, todos somos humanos pero todos somos muy distintos, el baloncesto se rige por las mismas normas pero en ciertos aspectos, dentro de un mismo país, es totalmente opuesto… ahora mismo solo puedo decir: seguiremos informando.

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