La Vida de Marlango en la Casa del Árbol

No os voy a engañar, la verdad es que no tenía demasiado claro como saldría la noche; la había engañado para que me acompañase a un conciert...

No os voy a engañar, la verdad es que no tenía demasiado claro como saldría la noche; la había engañado para que me acompañase a un concierto de un grupo del que probablemente nunca había escuchado hablar perdiéndose además La Noche en Blanco de su ciudad (no os alarméis, era un rollo mucho más comercial que cultura, esto no es Madrid).

Y es que Marlango se venía a la isla a celebrar su último concierto del año y presentar su último trabajo: Life in the Treehouse. A priori Life in the Treehouse no me parecía el disco más atractivo del trío Watling-Ybarra-Pelayo y es que cada día abandonan un poco más el tono melancólico de su espectacular y homónimo disco de debut.


A las nueve en punto de la noche las luces de la espectacular sala sinfónica del Auditorio de Tenerife se apagaban y se hacía el silencio, segundos después el escenario hasta entonces vacío era ocupado por Leonor Watling, Oscar Ybarra, Alejandro Pelayo y su banda de acompañamiento (batería, bajo y guitarra) y como si se tratase de un asalto Marlango comenzaba su actuación.

Temas nuevos intercalados con temas de sus anteriores trabajos y es que este trío sabe dónde está su fuerte y lo que quiere escuchar su público. Y a diferencia de mi anterior experiencia con Marlango, esta vez el trío madrileño se comía el escenario, eran mucho más que el grupo de Leonor Watling, de hecho, Marlango ha fagocitado la fama de su voz, ya no son “el grupo de…” son Marlango y eso, en su puesta en escena, se nota y de qué manera.

Sin prisa pero sin pausa y con algo de frialdad se desarrolló lo que podíamos considerar primera parte del concierto y es que Alejandro Pelayo tenía razón cuando le decía a aquella pareja que no abandonase la sala, que aun quedaba lo mejor; la banda abandonó el escenario y fue el momento más íntimo del concierto, de dos en dos, el trío poblaba el escenario haciendo versiones de otros artistas, algunas recogidas en sus trabajos como El Sitio de mi Recreo de Antonio Vega y otras auténticas sorpresas como It’s A Motherfacker de Eels… vale, es injusto decir que el mejor momento de un concierto fue cuando el grupo hizo una versión de otro grupo pero sí, el minimalismo de Ybarra, su voz y su trompeta con el acompañamiento de Pelayo el piano fue sensacional.
Esta segunda parte terminaba con la interpretación de Nico (una canción del primer disco de la banda) por parte de Leonor tan solo acompañada por el piano de cola que el Auditorio cedió a Alejandro Pelayo. A partir de ese momento el concierto retomó los cauces habituales de un concierto de Marlango, llegaron los singles de Life in the Treehouse y nos encaminamos al final del concierto.

Aplausos y bises, besos, saludos y un “hasta la próxima”, dos horas de Marlango de las que todos salimos encantados sabiendo que habíamos tomado la decisión acertada.

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