Otro Día en el Mundo (II)

Comienzas y las cosas se empiezan a torcer, corriges el punto uno, lo vuelves a corregir, lo haces una tercera vez, una cuarta, una quinta, ...

Comienzas y las cosas se empiezan a torcer, corriges el punto uno, lo vuelves a corregir, lo haces una tercera vez, una cuarta, una quinta, llega la sexta y lo ves como una pérdida de tiempo, tomas la decisión de dejarlo pasar “si no quieren yo no les voy a obligar” y te colocas en un punto estratégico donde tomas el sol sin que moleste a tu vista… piensas en ella, de nuevo, te empiezas a plantear tu dependencia… mejor céntrate en el ejercicio prefieres cambiarlo pero las cosas no mejoran, la dinámica aunque de victorias es negativa, lo sabes, sabes que en el último partido cuando te lo juegues todo fallaréis; no, no es una mala actitud o una predisposición a la derrota, si no que eres realista y sabes que el trabajo y el ritmo no es bueno, cumplirás los objetivos impuestos pero no los propios, es una pena.

Llamadas a casa tras el entrenamiento mientras te diriges al centro de la ciudad; quieres adelantar las compras navideñas y es que vivir entre aquí y allá es una locura y no sabes cómo serán las cosas… entras en el primer sitio con la intención de curiosear pero he ahí que encuentras los que buscas y una sonrisa malévola se esboza en tu cara. Cumplido el objetivo te vas a tomar café.

Hablas de Vespas, de Roma, de viajes, de la vuelta a casa, te tomas un café, luego otro y acabas con el tercero. Sabes que ella se pondría de los nervios al verte tomar tanto café pero aprovechas su ausencia y cubres tu dosis de cafeína, te sientes como un niño haciendo una travesura a hurtadillas, te despides y pagas.

Camino a casa suena Radiohead, es ella, sonríes al ver su foto en la pantalla:

- Te echo de menos – suspira
- Y yo a ti… - respondes

Habláis un rato hacéis planes mientras caminas hacia casa, cuando te das cuenta estás intentando abrir la puñetera puerta, la cerradura te tiene realmente hasta los mismísimos pero hoy parece que se quiere portar bien contigo.

Entras a la habitación y encuentras el portátil entre las sábanas, lo abres: bandeja de entrada 0 ¡viva, viva! Prefieres ponerte entonces una tertulia política: que si Wikileaks, que si el Nobel, que si Cuba, que si Vargas Llosa… al final te da todo igual y decides echar cereales (de esos asquerosos que te hacen ir al baño) en tu taza favorita, decides que no habrá café, que ha llegado por hoy, que te terminaras los cereales y te irás de nuevo a cama, verás un peli y el despertador te levantará mañana a las 8, hay partido, hay juicio y temes el veredicto.

Es tarde, sigues solo en casa miras con cara de asco el hueco de la cama y piensas una vez más en el partido de mañana… apagas la luz y le das al play, mañana comienza otro día en el mundo…





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