Hay ciertos días en los que la moneda siempre cae del mismo lado, si tu lado es el afortunado: felicidades, si por el contrario tu lado es el desdichado: bienvenido a nuestro partido. Y es que hay días en los que las cosas se tuercen desde primera hora de la mañana y por mucho que lo intentes no puedes hacer nada para remediarlo: algo así es lo que nos sucedió la tarde del sábado a nosotros.

Un cambio de hora en el último momento, una hora de juego desafortunada… son algunas de las múltiples excusas que podemos poner pero no, no lo haremos porque sabemos que el rival estuvo mejor que nosotros, fue más intenso y dominó el ritmo, no, no nos excusaremos.

Comenzábamos el partido fríos, pensando aun más en la sobremesa que en el encuentro, factor que nuestro rival aprovechó para marcar las primeras diferencias en el partido; impuso su ritmo y dominaba los tableros mientras nosotros nos despertábamos de truncada siesta pero fue en ese momento cuando comenzó la pesadilla, ya que nuestros rivales ya iban 16 puntos por delante en el marcador, el cual al término de los primero 10 minutos reflejaba lo que había sido el encuentro: 23 a 7.

Estábamos tocados pero no hundidos. Nos quedaban tres cuartos por delante y si ellos fueron capaces de anotar 23 puntos ¿Por qué no lo íbamos a ser nosotros?

Comenzábamos el segundo periodo con esa actitud, quizás con más ganas que cabeza, con ganas de arreglar el primer cuarto, con ganas de jugar al baloncesto pero por más que lo intentábamos no era nuestro día, no lográbamos tomarle el pulso al encuentro y jugábamos a rachas. El intercambio de canastas era constante y esto beneficiaba a los locales quienes dominaban con tranquilidad el marcador e incluso llegaron a incrementar su notoria ventaja en 2 puntos al término de este periodo. 37 a 19 llegamos al descanso.

Retomábamos el partido conscientes que el tiempo corría en nuestra contra; buscábamos el aro rival pero las canastas se negaban a llegar: cuando no fallábamos solos, el balón daría mil vueltas para terminar convirtiéndose en un rebote. Poco a poco dilapidábamos nuestras opciones, las cosas se complicaban mucho, no bajábamos los brazos pero sabíamos que el partido se nos escapaba totalmente de las manos. Por su parte los jugadores del Hispano Británico seguían imponiendo su ritmo al partido este cuarto sumaron 5 puntos a su diferencia y nosotros poco pudimos hacer.

Comenzaba el último periodo con una diferencia de 20 puntos en el marcador, nosotros tan solo queríamos verla como 10 canastas, tan solo eso, queríamos llegar a los últimos tres minutos 10 abajo y a partir de ahí jugar un nuevo partido. Lo intentamos, juro que lo intentamos pero no pudimos. Lo dimos todo, quisimos ganar pero a veces (como en esta ocasión) el querer no es suficiente, no pudimos; los locales estuvieron duros y serios todo el encuentro, nosotros jugamos a intervalos pero lo intentamos hasta el 62 – 37 final, quizás demasiado castigo para tanto querer o quizás un justo premio para el gran trabajo del equipo local, no sé, cada uno verá el vaso como más le convenga.

Ahora solo queda trabajar de cara al próximo encuentro (que esta vez será entre semana), trabajar para en vez de hablar de derrota contar nuestra victoria, trabajar para pasar del quiero al puedo. Así que el lunes, a las 18.30 horas, todos en la pista.

Parciales: (23 a 7), (14 a 12), (13 a 8), (12 a 10) [62 a 37]

Box Score: Uriel (2 puntos, 4 faltas), Daniel (1 punto, 1 falta), Jorge (0 puntos, 2 faltas), Pablo (9 puntos, 4 faltas), Aitor (6 puntos, 4 faltas), Sergio Rodríguez (0 puntos, 3 faltas), Shadday (2 puntos, 4 faltas), Luca (5 puntos, 1 falta), Miguel (7 puntos, 2 faltas), Sergio León (3 puntos, 1 falta)