Desde hace un tiempo al abrir nuestros portátiles y conectarnos a internet siempre nos encontramos con revoluciones. En cierta manera lo ocurrido en el Sahara Occidental es una revolución (de un pueblo contra un estado que le oprime), después llegó Tunez, ahora es el turno de Egipto… pero es muy probable que estas revueltas sociales no terminen aquí, por ejemplo, el martes, el rey de Jordania destituía en pleno a su gobierno debido a una serie de pequeñas revueltas… ¿el inicio de otra gran revuelta?


Sí, podemos decir que el mundo árabe clama por una democracia limpia cansados de tantos años bajo regímenes opresores… pero ¿y si va más allá? ¿y si un día en España sucede algo por el estilo?

Muchos estaréis pensando que se me ha ido la cabeza por completo, quizás sí o quizás no del todo, porque de lo que no hay duda es que en este país en el que nos ha tocado vivir (por suerte o por desgracia) tenemos motivos más que suficientes para levantarnos contra nuestros gobernantes.


En estos tiempos el paro es antológico, nunca antes había sido así y ya no es que solo afecte a los jóvenes, a las personas mayores o a las mujeres, actualmente todos estamos jorobados por igual (sí, podéis pensar “jodidos” pero he decidido refinarme). Muchos diréis que es culpa del gobierno de turno (de izquierdas en este caso) pero no lo creo; sí, es un gobierno culpable, culpable de la situación y sobre todo culpable del bipartidismo que nos quieren hacer vivir. Gobierno: culpable pero no el único.

Oposición: culpable, culpable ahora y culpable cuando era de otro color; culpable por no impedir al gobierno de turno permitir la especulación que ha conseguido hundir al estado. Bancos: culpables por jugar con nuestro dinero y lucrarse, ellos no han tenido crisis, ellos han tenido todo tipo de ayudas para al final repartir beneficios entre sus socios…

El español: culpable. Culpable de comer mierda por los ojos (sí, me refiero a Tele5), culpable por pensar que 11 tíos en pantalón corto van a salvar a un país; culpables por consentir a esa escoria política salirse con sus planes sin decir nada, culpables por no luchar por la justicia: la tuya, la mía, la social.
Hace unas semanas veía imágenes del derbi futbolístico de las islas en las que ahora vivo: ¡que valientes somos para gritarle a alguien que lleva otra camiseta!, ¡que chulos para decirle a Mourinho que se muera! Y como nos faltan narices (podéis leer “pelotas”) para no permitir que la clase política actual nos mangonee a su antojo.

No, es más fácil seguir viendo la tele pero cuidado, que un día, más cercano que tardío, las imágenes de Egipto, Túnez, Grecia… quizás sean tomadas en nuestras calles y en ese momento quizás no vivamos mejor pero dejaremos claro que el formato sociedad capitalista actual está desfasado y trasnochado. Esperemos que ese día no sea demasiado tarde.