El pasado viernes se celebraba en la Sala Rex la primera edición del Festival Gafapasta; dicho así pensareis que se trataba de un evento destinado a esas personas que únicamente escuchan Radio 3, o como Love of Lesbian dicen en una de sus letras un festival para "niñatos con flequillos que tocan en bandas de pop"… pues no, pop (vamos, lo que yo, tú y Love of Lesbian entienden por “pop” pues poco la verdad).

Comenzamos entonces relatando el cartel del evento: abriría (y abrió) la noche Burdel; la única referencia que tenía de los locales Burdel era más bien funesta: “Burdel son los primos de los de La Vieja Morla”, sin duda, una referencia así no hace augurar un buen concierto, no por ser primos de X si no porque si lo que hiciesen esos tíos en el escenario fuese bueno daría igual de quien fuesen primos de La Vieja Morla, de Nirvana o de Rajoy.


Pero bueno dejemos la familia a un lado y vayamos a la música que es por lo que nos pagan. Tras una breve presentación Burdel subía al escenario de la Sala Rex con un público de lo más variopinto en la platea: desde enfervorecidas compañeras de clase hasta padres y madres con videocámaras grabando la actuación de sus retoños. Mientras en el escenario cuatro chavales que aunque vestían gafas de pasta (bueno, el guitarrista usaba unas Wayfarer al más puro estilo diadema) poco tenían que ver con el adjetivo; se puede decir que Burdel hizo un concierto de menos a más, quizás por ser los primeros de la noche y encargados de romper el hielo, por ser el primer concierto del batería o vete-tú-saber-qué Burdel salieron al escenario fríos pero poco a poco se fueron soltando, vamos, como el sonido que durante las dos primeras canciones fue un poco “especial” (entendamos “especial” como no-bueno).

Como si de un examen se tratase podríamos poner a Burdel un 6 más por la actitud y las ganas que por su música, lo que viene siendo más por el continente que por el contenido.

Tras ellos era el turno de Zahara; me gustaría hacer un inciso: yo iba al Gafapasta para ver (y escuchar) a esta onubense afincada en Barcelona, de los cuatro era el concierto que a priori más me seducía y del que más ganas tenía pero la cosa se torció antes de empezar… Zahara subía al escenario tras Burdel, quienes como ya hemos dicho habían sido ampliamente coreados por sus fans enfervorecidas, y quienes había descargado toda su energía en el escenario, tras ellos era el turno de una dulce chica con su guitarra acústica… vamos, para hacer un simil: la idea de poner a Zahara tras Burdel es como la de poner a PJ Harvey tras Primal Scream… ya lo dijo la pobre Zahara “ahora toca la depresión” y tanto que tocó.